Los días 13 y 14 de junio ha tenido lugar en Barcelona la segunda edición del evento de referencia de habla hispana sobre capital natural: el Natural Capital Summit 2018, coorganizado por Ecoacsa y la Fundación Empresa y Clima.
El congreso ha contado con la asistencia de cerca de 200 representantes de gobiernos, organismos internacionales y expertos de la academia, las finanzas, la empresa y el tercer sector que han mostrado ejemplos de proyectos realizados sobre el terreno en materia de evaluación y contabilidad del capital natural en los sectores agroalimentario, construcción e infraestructuras, energía, finanzas, industrias extractiva y de la transfformación. Estos casos han servido de referente sobre cómo los enfoques de capital natural están impulsando el avance hacia modelos económicos y sociales más sostenibles, circulares y alineados con los compromisos globales, al integrar el valor de los recursos y servicios ecosistémicos en las decisiones.
Reunidos en la sede barcelonesa de CosmoCaixa, los asistentes a la cita han conocido estrategias empresariales y políticas que ponen a la naturaleza en el centro de la toma de decisiones, lo que se traduce en grandes beneficios no solo ambientales, sino también sociales y económicos.
El capital natural, un activo en los balances empresariales
Los expertos han destacado la necesidad de reconocer la materialidad del capital natural en las organizaciones y administraciones, de manera que deje de ser considerado un pasivo y sea tratado como un activo que quede reflejado en los balances. Solo a través del reconocimiento de su valor se puede trabajar en su conservación a largo plazo.
En la actualidad, tanto la contabilidad nacional como la corporativa a menudo no tienen en consideración los activos del capital natural, lo que significa que los cambios que se producen en la biodiversidad, el suelo, la disponibilidad de materias primas, la calidad del aire y agua, etc. no son tenidos en cuenta. Esto resulta en que muchas empresas y gobiernos no valoren ni prioricen suficientemente la preservación de los ecosistemas y la biodiversidad.
Para ayudar a revertir esta situación, los actores públicos y privados que han participado en la edición 2018 del Natural Capital Summit han mostrado casos de éxito sobre los numerosos beneficios que se derivan de conocer los impactos y dependencias que las operaciones del desarrollo tienen en el medioambiente.
Han destacado que los enfoques de capital natural facilitan información sobre riesgos que muchas veces no son identificados ni ponderados por el mercado (reducción de la fertilidad del suelo, de la diversidad genética y de la capacidad del ecosistema de filtrar agua, por ejemplo), así como de nuevas oportunidades de negocio asociadas a su gestión.
En este sentido, han incidido en que los datos que se obtienen mediante las evaluaciones y la contabilidad del capital natural y las cuentas de pérdidas y ganancias ambientales permiten conocer no solo el impacto ambiental, sino también social y económico vinculado con el desarrollo y la creación de valor natural. Esta información permite reducir riesgos económicos e impactos ambientales negativos, diseñar mejores estrategias corporativas y es crucial para el reporting no financiero y para informar a las partes interesadas. Por ejemplo, cada euro invertido en conservación y mejora de los parques naturales catalanes genera el retorno de un valor añadido bruto de 8,8 euros en beneficios económicos y sociales.
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