Los nanotubos de carbono son estructuras que pueden variar su comportamiento eléctrico y que, incorporados a materiales como el plástico, le confieren extraordinarias propiedades. En este sentido, la capacidad de apantallamiento electrónico que estas partículas confieren al plástico abre enormes posibilidades en su utilización en las carcasas de dispositivos electrónicos. En la industria de la automoción, ya se está utilizando en el sistema de repostaje para sustituir piezas metálicas o para fabricar las mangueras, ya que evita la acumulación de cargas electrostáticas y la posibilidad de explosiones derivadas de ellas. También se pueden encontrar ya en el sector del equipamiento deportivo bicicletas, raquetas de tenis o palos de hockey fabricados con nanotubos de carbono, ya que este material les aporta una ligereza y resistencia sin precedentes, así como nuevas posibilidades de diseño y fabricación.
Restos y piezas defectuosas
La generalización en el empleo de este tipo de materiales hace necesario prever sistemas eficientes de recuperación de los restos que se producen durante el proceso de inyección del plástico como consecuencia de la puesta en marcha o la limpieza de las máquinas, así como de las piezas defectuosas descartadas.
El proyecto Recytube propone el reciclado de estos desechos para producir nuevos nanocomposites plásticos con valor comercial. “Hemos conseguido reciclar nanotubos de carbono a nivel posindustrial; como el uso de este tipo de materiales se va a incrementar exponencialmente en los próximos años, el objetivo a medio plazo será desarrollar un sistema de reciclado a nivel posconsumo”, afirma Luis Roca, investigador del proyecto.
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