Ceresana pronostica un creciente mercado mundial de rellenos

Los rellenos high-tech innovadores pueden otorgar a los materiales propiedades sorprendentes: paneles de vidrio que se vuelven opacos cuando se exponen a la luz solar y proporcionan sombra, componentes impresos en 3D sin distorsión por calor o, por ejemplo, pinturas que almacenan la luz y la emiten en la oscuridad. Los rellenos clásicos siguen siendo indispensables para numerosas industrias, ya sea en forma de polvos, fibras o pequeñas esferas: se prevé que la demanda de carbonato de calcio natural (GCC), carbonato de calcio precipitado (PCC), caolín, talco, wollastonita, mica, negro de humo y otros rellenos aumente a casi 89 millones de toneladas para 2032. La séptima y última edición del estudio de Ceresana sobre el mercado mundial de rellenos prevé un crecimiento medio de los ingresos del 3,6% anual.

Rellenos funcionales a medida
No habría caucho ni neumáticos sin negro de humo u otros aditivos: los elastómeros son el mayor campo de aplicación de los rellenos y representan alrededor del 28% de la demanda mundial. Para los plásticos, la segunda aplicación más importante, el actual informe de mercado de Ceresana prevé que la demanda de rellenos aumente un 2,5% anual. Cada vez se fabrican más compounds altamente rellenos con propiedades personalizadas. Los aditivos insolubles hacen que los plásticos técnicos sean especialmente adecuados para aplicaciones exigentes: los rellenos minerales ayudan a que los automóviles sean más ligeros, los bioplásticos más duraderos y las turbinas eólicas y los sistemas solares más resistentes a la intemperie. Los rellenos no solo aumentan el volumen de los materiales y reducen sus costes, sino que también permiten cambiar específicamente las propiedades de los materiales. La mica, por ejemplo, se utiliza para revestimientos resistentes al calor; el feldespato molido se usa como agente antibloqueo en films de embalaje, y el polvo fino de grafito reduce la fricción de las superficies plásticas. Otros rellenos funcionales mejoran, por ejemplo, la resistencia al fuego, la conductividad térmica o el aislamiento eléctrico. El papel se vuelve opaco, blanco y liso gracias a los rellenos.