La Fundación Escuela de Ingenieros de Bilbao vuelve este año la vista al pasado industrial vasco al tiempo que reconoce la importancia de proyección internacional al otorgar sus Premios Ingenia a Fernando Capelastegui, exconsejero de Altos Hornos de Vizcaya hasta seis años antes del cierre del gigante siderúrgico, y al Grupo Arteche, que vende equipos eléctricos en 150 países. La gala de entrega de este reconocimiento a la labor tanto profesional como humana de personas, empresas o instituciones relacionadas con la ingeniería contó este año con la presencia del lehendakari Iñigo Urkullu. El lehendakari estuvo acompañado por el Rector de la UPV/EHU, Iñaki Goirizelaia; la consejera de Industria, Arantxa Tapia; el presidente de la Fundación Escuela de Ingenieros de Bilbao, Fernando Querejeta (presidente de Idom); el director de la Escuela, Enrique Amezua; y personalidades del mundo académico y empresarial vasco.
Capelastegui, un ingeniero modelo a seguir
La Fundación entrega en esta novena edición de los premios su reconocimiento a toda una trayectoria profesional a Fernando Capelastegui Herrero, consejero de Altos Hornos de Vizcaya entre 1983 y 1990. Capelastegui (Durango, 1930) ingresó en la Escuela de Ingeniería de Bilbao en 1954 fascinado por las explicaciones que sobre el trabajo en el taller le contaba su padre, empleado de una transformadora de ferretería. Gracias a la llegada al centro de la recién creada asociación estudiantil IAESTE (dedicada a fomentar la movilidad internacional de los jóvenes), durante cuatro veranos realizó prácticas en empresas de Francia y Alemania, país en el que conoció el proceso de alto horno y acería. Las relaciones establecidas en aquellos días, en los que desde España apenas nadie miraba hacía el extranjero, le ayudaron a lo largo de su carrera a conocer cómo se iba modernizando la siderurgia en Europa.
Terminados los estudios fue contratado en Laminación de Bandas en Frío, de Etxebarri. El por entonces nuevo director de la fábrica, Juan Elorduy, había sido profesor de Organización de la Escuela y se llevó consigo al taller a cinco ingenieros a los que había dado clase; entre ellos, Capelastegui. Después pasó a la Basconia de Basauri, compañía absorbida en 1969 por Altos Hornos de Vizcaya, en la que Capelastegui continuó su promoción hasta ocupar simultáneamente los cargos de consejero y director general en una muy complicada etapa en la que la otrora mayor empresa industrial de España sucumbía ante los cambios del mercado antes de cerrar definitivamente sus puertas en 1996, seis años después de que Capeslategui dejara su dirección.
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