Es difícil conocer a un italiano que no sea en cierta medida un apasionado del transporte sobre ruedas -coches, motocicletas, scooters, etc.- e Ivan Cavallaro no es una excepción. Como muchos de sus compatriotas, es un fanático del ciclismo y, más concretamente, del ciclismo en carretera. Sus días como ciclista serio quizás hayan terminado, pero sigue llevando las bicicletas de alto rendimiento en la sangre, hasta el punto de que invirtió en un centro de mecanizado universal Haas UMC-750 para crear algunos de los componentes más ligeros y resistentes disponibles en el mercado.
Por el placer de rodar
Hace unos diez años, Ivan y su hermano, Walter, también ciclista y operario de una máquina CNC, abrieron un negocio “para trabajar por nuestra cuenta y hacer algo mecánico”, recuerda Ivan Cavallaro.
Estuvieron mecanizando piezas pequeñas para empresas locales hasta 2008/9, cuando se les ocurrió la idea de diseñar, fabricar y vender sus propios componentes de ciclismo, y que comercializarían entre otros appassionati del deporte bajo la marca OMC-Italia.
Puede que no tenga ruedas, pero signore Cavallaro siente la misma pasión por su Haas que por sus bicicletas. En realidad, uno de los productos de mayor éxito de OMC -el que realmente consolidó a la empresa como fabricante serio de componentes para ciclismo- fue bautizado en homenaje a Haas.
Los conocedores de las máquinas-herramienta saben bien que la nomenclatura de los centros de mecanizado vertical de la empresa tiene sus raíces en el VF-1: el primero o Very First One, que se presentó a finales de los 80.
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