En respuesta a la crisis del coronavirus, muchos empresarios reaccionaron rápidamente y reorganizaron rápidamente sus procesos de producción, entre ellos Tony Haddad, en el Líbano. Es la historia de un exitoso empresario de ingeniería mecánica que quiere devolver algo a su país, y sobre un láser de Bystronic que funciona pacientemente en los turnos de noche.
La máquina, que está destinada a empezar a salvar vidas en un futuro próximo, es más pequeña que una caja de mudanza: una caja de acero inoxidable y vidrio que contiene un fuelle de bolsa que parece un corazón latiendo. Zumba en silencio mientras los rayos de sol brillan a través de las grandes ventanas del edificio de la fábrica. En el fondo, los empleados rectifican y fresan componentes para enormes máquinas embotelladoras y envasadoras. Pero Elie Jalbout, el gerente de la fábrica, de 39 años de edad, solo tiene ojos para la pequeña caja que tiene frente a él: “No puede imaginar lo orgullosos que estamos”, comenta.
La pequeña caja lleva el nombre de AmbuVent y es el primer ventilador médico que lleva el sello “Hecho en Líbano”. En realidad, Technica está especializada en el desarrollo, la construcción y la puesta en marcha de líneas de producción totalmente automatizadas. Pero después se extendió el coronavirus y, de repente, la multinacional se convirtió en pionera del sector de tecnología médica libanesa.
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