En poco tiempo, el ecosistema industrial español se ha colocado a la cabeza a nivel internacional del desarrollo hyperloop, el nuevo método de transporte que apuesta por alcanzar velocidades superiores a los aviones regionales con alta eficiencia energética y cero emisiones directas.
España es uno de los países del mundo con más experiencia en el ámbito del transporte ferroviario y las infraestructuras y, en especial, en alta velocidad. El AVE Madrid-Sevilla fue una de las primeras líneas de alta velocidad construidas en Europa, marcando el comienzo de una España que se convertiría en el segundo país del mundo con más kilómetros de alta velocidad construidos, solo por detrás de China. Hoy en día, Renfe, el operador nacional de referencia, cumple 80 años, y los consorcios españoles se han internacionalizado, consiguiendo grandes contratos a nivel internacional, como es el AVE Medina – La Meca, o la línea de alta velocidad entre Dallas y Houston, contribuyendo, a su vez, al desarrollo socioeconómico y a la vertebración del territorio nacional.
Con los ambiciosos compromisos de los países por mitigar lo antes posible los efectos del cambio climático, la creación de sistemas de transporte cada vez más rápidos y sostenibles ha calado alto en la agenda europea. Para descarbonizar el transporte interurbano, hyperloop ha surgido como una solución interesante.
Por suerte, en España se han desarrollado a tiempo iniciativas que están contribuyendo a su desarrollo. Entre ellas, destacan las empresas Zeleros, Virgin Hyperloop One o Hyperloop Transportation Technologies, que promueven el proyecto. El desarrollo ha movilizado a numerosas empresas, instituciones, centros de investigación y universidades de ámbito nacional, como el Ciemat o la Universidad Politécnica de Madrid, que ha conseguido liderar Hypernex, el primer proyecto de investigación europeo de hyperloop promovido por la Comisión Europea.
Pero el desarrollo tecnológico no es lo único que importa; para desarrollar un nuevo método de transporte, la industria necesita colaborar con los organismos de normalización para elaborar estándares técnicos que sirvan de referencia y apoyen el desarrollo de esta nueva industria.
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