La aplicación de los principios de la economía circular puede llegar a favorecer hasta un 45% de reducción en las emisiones implicadas en los procesos de producción y de consumo, por lo que constituyen una estrategia clave en la mitigación ante el cambio climático, junto con la disminución de las emisiones de gases de efecto invernadero vinculadas a la producción energética, según subraya el centro tecnológico Eurecat.
En este sentido, los sectores agroalimentario y químico, el transporte, la construcción y la manufactura de maquinaria son algunos de los que tienen más potencial en este campo en Cataluña, si bien todas las actividades económicas se pueden beneficiar de la estrategia de alargar al máximo la vida de los recursos.
La economía circular busca preservar lo máximo posible el valor de los recursos en todo el ciclo de vida de los productos y servicios, con beneficios económicos derivados del ahorro de recursos, la disminución de la contaminación y la satisfacción del consumidor.
Las opciones de mejora en este ámbito proceden de incorporar el ecodiseño en las etapas iniciales de concepción de nuevos productos, por ejemplo, evitando la incorporación de compuestos tóxicos o que dificultan el reciclaje; de promover nuevos modelos de uso que prolonguen al máximo su recorrido, como el concepto de producto como servicio, y la recuperación de valor al final de la vida, como la remanufactura o el reciclaje.
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