El aluminio es un material ideal para un futuro respetuoso con el medio ambiente. Los productos de este metal proporcionan un beneficio claro para la sociedad, así como para la reducción de emisiones. Desde el transporte o la construcción, hasta el envasado de alimentos y medicamentos o la fabricación de muebles, el aluminio desempeña un papel fundamental tanto en aplicaciones de corta como de larga duración.
“Es por ello que, como metal infinitamente reciclable, el aluminio es un elemento básico para cambiar de un modelo lineal en la producción de residuos a un modelo circular en el que todo, al final de su vida útil, se convierte en otra cosa”, explica Juan Almansa, director general de Grupo Almansa.
Tres cuartas partes de las mil millones de toneladas de aluminio que se han producido hasta ahora se encuentran en uso productivo, según el Instituto Internacional del Aluminio; una historia positiva de reciclaje que muestra la demanda de productos ligeros, fuertes, conductores y protectores, y la durabilidad de muchas de las aplicaciones de aluminio.
“Gran parte del aluminio en aplicaciones de larga duración aún no ha llegado al final de su primera vida y aun así, cuando finalice, seguirá estando disponible para su futuro reciclaje. Lo que convierte a este metal en un producto de larga duración, es decir, aquellos que tienden a tener altas tasas de reciclaje, más del 90%”, señala la carpintería especializada en la elaboración de elementos de aluminio.
El aluminio es el metal más común en la tierra y se extrae del mineral de bauxita, por lo que no será rápidamente escaso en comparación con otros materiales.
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