Una nueva investigación de Interact Analysis proyecta que la producción mundial de la industria de fabricación crecerá un 4% en 2022, hasta los 44,5 billones de dólares, posteriormente disminuirá en 200.000 millones de dólares en 2023, antes de volver a crecer en 2024 y 2025.
La nueva investigación perfila Rusia y Ucrania para determinar los puntos de tensión para las regiones MIO. A pesar de tener un PIB de más de 1,7 billones de dólares, Rusia se considera una “economía emergente” debido a su pequeña base de fabricación. Sin embargo, dado que las empresas más grandes de Rusia son proveedores de energía, el país se considera una “superpotencia energética”. La escalada de los precios del combustible, que tendrá un impacto mucho más severo en Europa que en EEUU, es una consecuencia evidente del conflicto. Por otro lado, Ucrania tenía un PIB de poco más de 155.000 millones en 2020, según el FMI, de los cuales poco más del 30% era producción industrial. Ucrania produce el 70% del neón del mundo, un insumo clave en la fabricación de semiconductores, y la mitad del neón ucraniano procede de Odesa y Mariúpol. Dado que ambas ciudades son objetivos rusos clave, Interact Analysis prevé que una de las consecuencias del conflicto serán aumentos severos en el precio del neón. Este será otro gran problema para la ya desbordada industria de los chips, que recurrirá a proveedores más baratos en China.
Los confinamientos de Shanghái (China) también han hecho mella en la industria de fabricación, particularmente porque la ciudad alberga un puerto que gestiona más del 25% de todo el tráfico de carga del país. Shanghái es principalmente un centro financiero; sin embargo, si el gobierno chino implementara medidas similares en uno de sus principales centros de fabricación, esto podría significar un desastre para la economía mundial, ya que China representa el 44,4% de la producción mundial total.
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