Los trenes que salen de Halle atraviesan el área minera del este de Alemania, pasando por las pilas humeantes de centrales eléctricas que aún funcionan con carbón. Para Michael Schulz, las poderosas torres de refrigeración son una visión familiar desde su oficina en Indalyz Monitoring & Prognostics (IM&P) GmbH.
Él y su equipo están trabajando en la estrategia estructural de la región y su transformación energética, en la que la inteligencia artificial desempeña un papel importante. “Nuestro objetivo es desarrollar una planta de generación de energía que funcione de manera autónoma, identifique los daños y pueda funcionar en situaciones críticas, excluyendo la posibilidad de paradas o daños adicionales. En resumen, queremos una planta operativa que tome sus propias decisiones sobre cómo reaccionar en caso de daño potencial”, explica.
Michael Schulz asegura que la compañía controla “todo lo que funciona mecánicamente” en turbinas de gas, agua y eólicas mediante inteligencia artificial, y añade: “Pese a la sofisticada tecnología de sensores, sería imposible para nosotros sacar tantas conclusiones como podemos hoy en día sin Inteligencia Artificial. Una persona nunca podría analizar tantos datos”. Michael Schulz estima que se producen alrededor de 600.000 mediciones por sensor en una central de energía eólica. Los datos de sonido, por ejemplo, se pueden recopilar y agregar a través de un bus de campo descentralizado o PLC en ciclos que oscilan entre unos pocos segundos y varias horas, según el protocolo.
Para poder ver el contenido completo tienes que estar suscrito. El contenido completo para suscriptores incluye informes y artículos en profundidad