Básicamente, las tecnologías aditivas se basan en procesos de fabricación capa a capa. El proceso empieza con la creación de un modelo tridimensional (3D) utilizando sistemas de diseño asistido por ordenador (CAD) o bien importando los datos directamente de sensores 3D (digitalizadores ópticos, sónicos, láseres, tomógrafos, etc.). En este punto se define la geometría y se verifican las características estéticas y dimensionales. Posteriormente, el modelo 3D se convierte a un fichero .STL y este se divide por capas equidistantes. El formato .STL, descrito por la compañía 3DSystems, se aproxima al modelo real describiendo la geometría del objeto mediante triángulos con un vector normal orientado para cada uno de ellos. Seguidamente este modelo triangulado se traslada al software de la máquina que realizará la fabricación capa a capa. El software ayuda a determinar las trayectorias de proceso, se crean soportes si son necesarios y se orienta la pieza para optimizar el proceso de fabricación. Una vez hechos todos los ajustes pertinentes la pieza ya se puede fabricar, y posteriormente si es necesario, se post-procesa para afinar el acabado (recubrimientos, tratamientos térmicos, acabados superficiales, etc.). El resultado final es la obtención de piezas de geometrías complejas y personalizadas, ajustando el uso de material y tiempo asociado a estas tecnologías aditivas (figura 1).
La libertad geométrica y en algunos casos los costes reducidos, que caracterizan a las tecnologías AM en comparación con los procesos de moldeado, conformado o mecanizado, han impulsado su evolución y optimización durante las últimas décadas. Algunas de las industrias que utilizan estas tecnologías son la aeroespacial, automotriz, dental, militar, médica, textil así como otras que producen piezas complejas de tamaños medianos/pequeños. En general pues la producción de series cortas o de productos muy complejos que no se pueden fabricar utilizando tecnologías de sustracción (mecanizado, rectificado) o conformación (forjado, termo-conformado, etc.) son producidos utilizando tecnologías aditivas.
Clasificación de las tecnologías aditivas
La fabricación aditiva nace en 1987 en Estados Unidos con el nombre de Rapid Prototyping (RP) y el objetivo de crear prototipos tridimensionales reales. Desde entonces estas tecnologías han ido evolucionando, pasando por el Rapid Tooling (RT) y Rapid Manufacturing (RM), hoy en día denominadas en algunos foros tecnologías aditivas (AM) capaces de fabricar piezas finales completamente funcionales.
Estas tecnologías se pueden clasificar según distintos criterios, uno de ellos, descrito con mayor detalle en el presente trabajo, está basado en función de si la tecnología implica un haz de alta energía (láser, haz de electrones) o implica la distribución del material mediante deposición.
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