El mercado del automóvil ha experimentado cambios importantes debido a los avances tecnológicos, a los modelos de negocio innovadores y al cambio de actitud de los consumidores. En el mercado actual, la potencia, el diseño y la seguridad ya no son los únicos criterios de compra. Especialmente los más jóvenes compran un vehículo porque les promete entretenimiento, comodidad e integración en el mundo on-line. Actualmente, el vehículo está evolucionando hacia una etapa tecnológica donde la experiencia de usuario personalizada y la evolución continua son las protagonistas. La respuesta de la industria automovilística a esta tendencia es el vehículo definido por software. Estos coches, también denominados SDV (Software Defined Vehicles), tienen acceso a Internet y son capaces de emitir y recibir datos.
El pasado enero, en la feria CES de Las Vegas (EEUU), Bosch, compañía especializada en tecnología y servicios, ya adelantó el protagonismo de estos vehículos en la revolución tecnológica de los próximos años. Así, la compañía prevé un volumen de mercado de 32.000 millones de euros hasta 2030 en ordenadores de a bordo destinados únicamente al infoentretenimiento y la asistencia al conductor.
En el último estudio llevado a cabo por la consultora Deloitte sobre la transición a los SDV en la industria automóvil, el 43% de los encuestados cree que su adopción generalizada será factible en los próximos cinco años, mientras que el 47% prevé un plazo un poco mayor, de cinco a diez años.
Por ello, Bosch recoge las cinco formas principales en las que los coches conectados por software van a impactar en la industria automovilística:
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