Cómo rectificar sin errar antes

Los expertos que participan en este debate son:

1- Naiara Ortega (N.O.) de la Escuela de Ingenieros de Bilbao.

2- José Ángel Marañón (J.A.M.) de IK4-Ideko.

En las siguientes páginas se recogen en un resumen las principales aportaciones de cada uno de ellos precedidas por las siglas de su nombre y apellido. Las exposiciones están ordenadas por temas y por “expertos” por lo que podéis organizar vuestra lectura como os parezca más oportuno.

A la hora de la compra
N.O.: La compra de una rectificadora siempre supone un desembolso importante, por lo que se debe planificar y controlar bien todo el proceso incluido la entrega y la puesta a punto de la máquina.
A modo orientativo, los pasos a seguir podrían ser los siguientes:

1) Conocer nuestras necesidades. En función de la geometría de nuestra pieza y de la tirada a realizar se debe seleccionar el tipo de máquina más adecuada a nivel de precisión y productividad. Seleccionaremos nuestra máquina entre las rectificadoras planas (mesa alternativa o rotativa), las rectificadoras cilíndricas (de exteriores o con cabezal para interiores) o rectificadora sin centros. También es importante considerar el tipo de accionamientos y estudiar si para nuestro caso son más adecuados los accionamientos hidráulicos, mecánicos (husillo a bolas) o con motores lineales. Asimismo, debemos establecer desde el inicio un coste y un plazo de entrega máximos.
2) Buscar proveedores. Normalmente, la precisión y la rigidez (y estabilidad) en una rectificadora van unidos intrínsecamente al precio de la misma.
3) Solicitar ofertas. Se deben barajar diferentes ofertas para poder comparar las máquinas. Es importante fijar ciertas especificaciones como velocidad del husillo (rectificado convencional o rectificado con superabrasivos), velocidad de mesa o giro de pieza, tamaño máximo y mínimo de la muela (asociada a la velocidad de la misma), resolución de los ejes (verificación mediante interferometría láser), guiado hidrostático y, sobre todo, la potencia de la máquina. Al margen de la máquina, es necesario decidir si se va a trabajar con aceite o con taladrinas, ya que esto puede influir en ciertos componentes de la misma y en su coste. De todos estos puntos críticos que definen la máquina, habrá algunos con mayor importancia que otros en función de la aplicación concreta. La evaluación conjunta se debe realizar en base a su ponderación. Dentro de las ofertas, además de las especificaciones técnicas indicadas, deben incluirse las formas de pago, la garantía de la máquina y los plazos de entrega, así como otras cláusulas que se acuerden entre las partes. Cuanto más detallada sea la oferta, más ventajas tiene el comprador a la hora de reclamar algún punto de la misma tras la compra.
4) Negociar ofertas. Cuando existen varios proveedores válidos, llega la hora de la negociación. Éste supone un punto crítico en la época que vivimos, pero es necesario. Dentro de la negociación pueden incluirse rebajas directas del precio inicial, pero a veces es más importante otro tipo de compensaciones por la compra, como cursos de formación de operarios, ampliación de la garantía de la máquina, plazos de entrega, formas de pago flexible o incremento de las prestaciones de alguno de los componentes (contrapunto más robusto, puntos de amarre, muelas, etc.). Es importante que, tras acordar todos los puntos de la compra, se solicite otra oferta detallada que recoja los últimos acuerdos.
5) Plazo de entrega. Actualmente existen empresas que imponen un plazo de entrega en torno a los 24 meses, mientras que otras son capaces de entregarla en 6. Si las necesidades son a más corto plazo, se debe recurrir a una rectificadora de segunda mano. Hay que tener en cuenta que son máquinas que tienen una larga vida y esta opción siempre debe ser valorada desde el inicio.
6) Puesta a punto. La rectificadora es una máquina de precisión cuya puesta a punto debe ser cuidadosamente realizada. Para ello, se debe acordar el rectificado de una pieza tipo tanto en la empresa fabricante como en nuestro taller una vez se ha montado y ajustado la máquina. Para que ambas piezas tengan el mismo resultado, además de la misma máquina, es imprescindible emplear la misma muela (nomenclatura y fabricante) y el mismo refrigerante (presión, caudal y tipo y orientación de boquillas). Estas operaciones deben realizarse con el tiempo necesario para que el comprador dé por buena la máquina atendiendo a todos los detalles de la misma.

Torneado en duro versus rectificado

J.A.M.: El torneado en duro puede ser considerado como un colaborador del rectificado o bien como una alternativa / amenaza del rectificado. Es un proceso tentador de introducir porque resulta más económico que el rectificado y en muchos casos se pueden igualar las tolerancias dimensionales y geométricas de las piezas, dependiendo de la máquina donde se realice. Es un proceso más ecológico que el rectificado ya que se puede realizar, en muchos casos, en seco.
Pero también tiene sus inconvenientes de los que se pueden resaltar dos: al ser un proceso de torneado el resultado de la calidad superficial es en forma de hélice que en muchos casos no es válido en función de los elementos que lleven montados encima, ya que les puede hacer reducir su vida, lo cual hace necesario operaciones secundarias para la eliminación de la hélice, el segundo inconveniente es la integridad superficial de la pieza ya que este proceso de torneado en duro genera tensiones de tracción en las piezas que pueden reducir la vida útil de la pieza si esta tiene un carácter funcional y, por lo tanto, será necesario el incorporar operaciones secundarias para pasar estas tensiones residuales de tracción a compresión y asegurar la vida de la pieza, para eliminar estas tensiones residuales de tracción es necesario la realización de procesos de relajación como pueden ser el roller burnishing, el vibrado, el calentamiento o el propio rectificado.
En el aspecto colaborativo se pueden introducir los dos procesos dentro de un concepto de multifunción en la misma máquina y aprovechar las características de cada uno de ellos. Se puede aprovechar la capacidad de corte del torneado en duro para realizar desbastes en duro y realizar el acabado con el proceso de rectificado tanto para matar la hélice como para efectuar el relajamiento de la pieza.
Por lo tanto, nada es ni blanco ni negro, sino que hay que analizar cada caso desde diferentes ópticas contemplando la función de la pieza, la longitud a mecanizar, las precisiones, etc. antes de optar por un proceso o por otro o por ambos.