La filosofía de Steve Jobs de que “tenemos que conseguir que las cosas pequeñas sean inolvidables” cobra importancia a medida que pasan los años, ya que gigantes de la electrónica como Intel, Samsung y TSMC incluyen cada vez más funciones en los dispositivos más pequeños y en las placas de circuito impreso (PCB) que producen. Pero este progreso presenta retos en aplicaciones como el microtaladrado, ya que los fabricantes deben encontrar un equilibrio entre la calidad y la productividad al mecanizar componentes diminutos. James Thorpe, mánager global de productos del experto en arranque de viruta Sandvik Coromant, explica lo útil que puede resultar para ello la nueva gama de microbrocas CoroDrill®.
Según Fortune Business Insights, se prevé que el mercado mundial de servicios de fabricación electrónica (EMS) crezca de 504.220 millones de dólares en 2022 a 797.940 millones en 2029. Por otra parte, las piezas electrónicas son cada vez más pequeñas. “Está claro que es necesario reducir los circuitos digitales para poder realizar más procesamientos en menos tiempo y ofrecer más espacio de almacenamiento en el mismo volumen. Otros ejemplos son la demanda por parte de los consumidores de pantallas de mayor resolución, que se obtienen gracias a un número mayor de píxeles y de menor tamaño”, señala James Thorpe.
La creciente necesidad de piezas electrónicas más pequeñas plantea verdaderos retos para los fabricantes, incluso en procesos como el microtaladrado, que consiste en producir agujeros de menos de 3,00 mm de diámetro. Las técnicas de microtaladrado se utilizan para fabricar diferentes tipos de componentes, desde componentes aeroespaciales, válvulas hidráulicas, cajas de relojes y dispositivos médicos, hasta instrumentos quirúrgicos, productos electrónicos, actuadores, sensores y sistemas de navegación, entre otros.
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