En un momento en que el sector del plástico busca equilibrar productividad, innovación y sostenibilidad, la formación se ha convertido en un factor estratégico de competitividad. Las empresas necesitan profesionales capaces de optimizar recursos, rediseñar procesos y adaptarse a nuevos modelos productivos con rapidez. Con ese propósito nació CIRCVET (Circular Economy Practical Training Materials for Plastic Manufacturing Industries), un proyecto europeo que ha transformado la manera de enseñar y aprender en el ámbito del plástico. A lo largo de tres años, su red de socios -entre los que se encuentra Aiju- ha desarrollado un sistema formativo que combina aprendizaje digital, práctica industrial y certificación de competencias. El resultado es un modelo pionero que acerca el conocimiento especializado a estudiantes, trabajadores, formadores y empresas, impulsando una cultura industrial más eficiente y preparada para el cambio.
CIRCVET partió de una realidad común en la industria del plástico: la falta de programas formativos realmente adaptados a sus necesidades productivas. Muchos trabajadores cuentan con experiencia técnica, pero carecen de herramientas para aplicar conceptos de sostenibilidad y eficiencia en su día a día. Las pymes, por su parte, encuentran difícil acceder a formación práctica de calidad que no interrumpa su actividad o requiera grandes recursos.
Frente a esa situación, el proyecto apostó por una solución estructural: crear un sistema de aprendizaje flexible y modular, diseñado desde la colaboración entre centros tecnológicos, universidades y empresas del sector. Su enfoque se basa en una idea sencilla pero poderosa: la innovación se aprende en contacto con la realidad industrial. Por eso, CIRCVET desarrolló materiales prácticos, herramientas digitales y un modelo de microcredenciales que permite reconocer y certificar habilidades adquiridas en entornos reales de trabajo.
La metodología: aprendizaje práctico, digital y certificado
CIRCVET se diseñó con una premisa clara: la formación solo genera impacto cuando conecta con la práctica real de las empresas. Por eso, el proyecto adoptó un enfoque metodológico centrado en el usuario -ya sea trabajador, estudiante o formador-, donde cada participante identifica sus necesidades y construye un itinerario de aprendizaje adaptado a su perfil profesional y a los procesos de su organización.
El modelo combina contenidos digitales, actividades prácticas y un sistema de acreditación mediante microcredenciales interoperables con los marcos europeos de cualificaciones. Estas microcredenciales permiten certificar competencias específicas -como ecodiseño, uso eficiente de recursos o gestión de residuos plásticos- sin necesidad de cursar un programa completo, lo que facilita la formación continua y el reconocimiento del aprendizaje a lo largo de la vida laboral.
La plataforma desarrollada por CIRCVET, basada en Moodle, integra los distintos módulos de aprendizaje y ofrece acceso libre a materiales, vídeos, guías y casos reales. En total, se elaboraron ocho módulos temáticos y 36 estudios de caso industrial, que reflejan situaciones habituales en fábricas y laboratorios del sector. Gracias a este enfoque, los participantes no solo adquieren conocimientos técnicos, sino también la capacidad de trasladar la teoría a mejoras concretas en procesos y productos.
En paralelo, el proyecto formó a docentes y expertos sectoriales para garantizar que los contenidos mantuvieran rigor técnico y aplicabilidad. Este modelo colaborativo, que combina formación digital con tutoría especializada, se ha convertido en una referencia práctica para integrar la sostenibilidad en la gestión y la innovación del plástico europeo.
Resultados e impacto en el sector
Tras tres años de desarrollo, CIRCVET ha demostrado que la formación práctica puede ser una auténtica palanca de innovación industrial. Los resultados obtenidos avalan su alcance y la eficacia del modelo. El proyecto ha producido ocho módulos formativos especializados, un banco de 36 casos prácticos y una plataforma digital abierta que ya se utiliza como recurso educativo en distintos países europeos.
Durante la fase piloto, más de 290 estudiantes y profesionales participaron directamente en los cursos, acompañados por 26 docentes y 37 expertos sectoriales formados expresamente para aplicar esta metodología. Como resultado, se emitieron más de 200 microcredenciales que certifican competencias específicas en ámbitos clave del sector. Además, las actividades de difusión y colaboración han alcanzado a más de 8.000 actores externos, entre empresas, asociaciones y centros formativos, consolidando una red europea de conocimiento aplicada al plástico.
Más allá de las cifras, el impacto más relevante ha sido la creación de un lenguaje común entre industria y formación profesional. Las empresas participantes destacan la utilidad de los materiales por su enfoque directo y su posibilidad de adaptación a distintos entornos productivos. En un contexto donde la competitividad depende tanto del talento como de la tecnología, CIRCVET ha convertido la capacitación en una herramienta estratégica para modernizar procesos y anticipar los retos del mercado.
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