La empresa Krones AG produce sistemas y maquinaria para la fabricación, el envasado y el embalaje de bebidas y líquidos; un sector que nunca duerme. Por eso, no es de extrañar que las instalaciones de Krones tengan que batir sus propios récords de velocidad una y otra vez. Esto se convierte en un problema cuando una pieza no puede soportar la presión y no hay ninguna alternativa que funcione mejor. Gracias a los rodillos para extremos de bandas transportadoras fabricados con plásticos optimizados tribológicamente que igus desarrolló para Krones, esta compañía pudo alcanzar nuevos récords.
En el año 2005, Krones se enfrentó a un reto con Variopac Pro, una máquina de embalaje integral completamente automática que requería aumentar el rendimiento de la instalación en 20 paquetes por minuto. Por lo tanto, era urgente cambiar la desviación de la cinta transportadora. Al principio, se utilizaban rodillos metálicos con cojinetes de agujas, pero no podían cumplir los requisitos de rendimiento más elevados y, además, resultaban muy costosos. Buscando una alternativa, el ingeniero de diseño de Krones, Jürgen Werner, descubrió los productos de igus.
Funcionamiento continuo, azúcar, calor y ¿ninguna solución a la vista?
La embaladora Variopac Pro procesa latas y botellas de vidrio o PET de entre 0,2 y 5 l, envasándolas en cajas o envolviéndolas en film plástico. Los componentes de esta máquina deben cumplir requisitos estrictos, ya que el sistema se encuentra en funcionamiento continuo. “Esto significa que los clientes finales utilizan nuestros sistemas las 24 h del día. Debido a la producción, a veces pueden encontrarse partículas de azúcar en el entorno, que desgastan los componentes móviles de la máquina como lo haría el papel de lija. Esto ocurre a velocidades de la cinta de hasta 0,9 m/s”, afirma Jürgen Werner. El polvo, la arena y la humedad son habituales en los ambientes en los que se utiliza Variopac Pro. Pero esto no es todo. En el túnel de retractilado del sistema, las cintas transportadoras están expuestas continuamente a temperaturas de hasta 100 °C. A pesar de estas condiciones ambientales y de los requisitos de rendimiento, la nueva solución para desviar las cintas transportadoras debía tener una vida útil de al menos un año.
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