Clorindo Mattei fundó Clortech en 1987, tiempo después de abandonar otra compañía de fabricación de herramientas especializadas en Montreal North (Canadá).
La empresa ha crecido hasta tener alrededor de 20 empleados, pero mantiene los baluartes de su fundador y presidente Clorindo Mattei, como son el entusiasmo, la atención por los detalles, la ética de trabajo y el gran orgullo por lo que se crea en el taller. Entre los 20 empleados, se encuentra la esposa de Clorindo Mattei, Carmela, y los hijos Emila, Mena Mattei y Patrick Mattei.
“Todo el mundo viene y da el 110%. En parte es debido al hecho de que mi padre llegó a este país como inmigrante, sin nada más que la ropa que llevaba puesta”, explica Patrick Mattei, Vicepresidente de Producción de Clortech. “Él se rompió el lomo trabajando, ya que, como inmigrante en Canadá, uno sabe que debe esforzarse el doble que una persona local para poder sobresalir. Ese espíritu y tesón hacen parte del producto”.
La empresa familiar permanece en las instalaciones de 1.400 m2 de Rue de Castille desde 2003, pero ha proseguido la modernización de sus procesos manteniéndose al día de las novedades de la industria.
En los años 80 y 90, el negocio se basaba al 100% en clientes aeroespaciales. Ya en la siguiente década (con el 11 de septiembre y la crisis financiera global) se pudo evidenciar lo cambiante que podía ser dicho sector, y esto provocó la diversificación.
Cuando Clortech se encontraba en su etapa 100% aeroespacial, Patrick Mattei no estaba seguro de querer participar en el negocio de la fabricación de herramientas de precisión. Había sido aceptado en la carrera de arquitectura y, aunque trabajaba a media jornada desde los 14 años en la fábrica de la familia, explica cómo su padre “solo tenía máquinas convencionales. Y no es que no me interesaran las máquinas convencionales. Simplemente no había ningún atractivo para mí”.
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