Desde el comienzo de la crisis sanitaria de COVID-19, los fabricantes de maquinaria móvil han experimentado cómo el suministro de piezas y componentes clave iba cayendo hasta su detención completa conforme avanzaba la pandemia en el mundo y se iba paralizando la actividad industrial en los países afectados. Debido a la falta de componentes y al riesgo de infección, muchas empresas se vieron obligadas a parar sus líneas de producción desde mediados de marzo o a reducir la actividad presencial a lo estrictamente necesario para mantener la actividad.
Estas circunstancias han repercutido negativamente en la capacidad de los fabricantes de maquinaria móvil para construcción para poder cumplir los periodos de transición de la fase V que se establecen en el Reglamento (UE) 2016/1628 sobre emisiones de escape de motores instalados en máquinas móviles no de carretera. De conformidad con este Reglamento, los fabricantes de maquinaria tenían hasta el 30 de junio de 2020 para fabricar máquinas equipadas con motores de transición con potencias < 56 kW y ≥ 130 kW, y hasta el 31 de diciembre de 2020 para comercializar estas máquinas en el mercado de la UE.
Dado que los motores de transición ya habían sido adquiridos por los fabricantes de maquinaria, el no poder finalizar el proceso de producción de las máquinas antes del 30 de junio de 2020 habría supuesto tener que desechar los motores de transición no utilizados, lo que conduciría a daños económicos evitables y a un gasto innecesario de materias primas y recursos.
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