En muchas ocasiones, las empresas hacen declaraciones en relación con el cumplimiento de diferentes aspectos relativos, en general, al cumplimiento de obligaciones o requisitos de diferente tipo. Estas declaraciones se hacen en forma de informes, memorias, menciones, etc. y tienen como destinatarios a las Administraciones Públicas, consumidores, clientes, accionistas o potenciales inversores. Son declaraciones que pueden influir en determinadas decisiones, por ejemplo de financiación o compra, así como en la reputación e imagen que la empresa traslada al mercado.
En este marco, es esencial tanto para las empresas como para los receptores de la información disponer de un mecanismo que aporte confianza en la veracidad y exactitud de dicha información, y ese es, exactamente, el objetivo de la actividad de validación y verificación, que está regulada a nivel internacional en la norma ISO/IEC 17029 y cuyo cumplimiento se demuestra a través de la acreditación de Enac.
Para llevar a cabo esta labor, la citada norma ISO/IEC 17029 requiere que la empresa que realiza una declaración aporte al organismo de validación y verificación acreditado las pruebas y evidencias objetivas que respaldan dicha declaración. El proceso incluirá una evaluación por parte del organismo acreditado de los datos y planes, a través de una revisión de documentación, de la realización de cálculos alternativos, visitas a las instalaciones o entrevistas a los profesionales implicados.
Solo las entidades que pueden demostrar el cumplimiento con la norma ISO 17029 serán reconocidas como organismos de verificación o validación, y el único mecanismo reconocido internacionalmente para demostrar dicho cumplimiento es disponer de una acreditación emitida por el correspondiente organismo nacional de acreditación (Enac, en España).
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