La circularidad se refiere a prácticas que optimizan la utilización de recursos y reducen el material desechado a lo largo de todo el ciclo de producción y consumo, poniendo el foco en la sostenibilidad y la eficiencia económica. De ello trata el informe “What is circularity?” de McKinsey & Company.
Desde la Revolución Industrial, siempre hemos consumido productos prácticamente de la misma manera: una empresa extrae o recolecta los recursos para crear un producto, que posteriormente los consumidores comprarán, usarán y finalmente desecharán. Esto se conoce como modelo lineal de consumo masivo.
Ahora sabemos que este modelo de consumo ha contribuido al cambio climático, que, si no se aborda, amenaza con hacer la vida mucho más difícil en las próximas décadas. Cada año, se desperdician y nunca se recuperan alrededor de 2,6 billones de dólares estadounidenses en bienes de consumo de rápido movimiento (80% del valor material).
La circularidad presenta una alternativa al modelo lineal. En una economía circular, los recursos se pueden utilizar una y otra vez, a menudo para los mismos o similares fines.
Tres principios fundamentales rigen una economía circular:
- Preservar y mejorar el capital natural (el stock mundial de activos naturales) controlando los recursos finitos y equilibrando el flujo de recursos renovables.
- Optimizar el rendimiento de los recursos haciendo circular productos, componentes y materiales en uso a los niveles más altos posibles en todo momento.
- Hacer que el sistema sea más eficaz, eliminando consecuencias negativas no deseadas, como la contaminación del aire y del agua.
La economía circular es un objetivo valioso en sí mismo. Pero también presenta una oportunidad para que las organizaciones obtengan una ventaja competitiva. Un estudio de McKinsey & Company estima que la economía circular podría representar una oportunidad para obtener ingresos de más de 1 billón de dólares estadounidenses sólo en Europa en 2050. Otro análisis de McKinsey & Company prevé que la transición a modelos de negocio circulares puede ayudar a las empresas europeas de bienes de consumo a acceder a un fondo de valor estimado en hasta 500.000 millones de euros en 2030. Las empresas, en particular las de bienes de consumo, que se comprometan con métricas medioambientales, sociales y de gobierno (ESG) se convertirán en las líderes del futuro.
¿La circularidad significa menos productividad? ¿No es eso algo malo?
A escala nacional, la productividad puede marcar la diferencia entre buenos y no tan buenos niveles de vida. Para una empresa, la productividad puede suponer que pueda permitirse aumentar los salarios de sus empleados o incluso que pueda seguir operando. El estancamiento o la contracción de la productividad puede suponer serios problemas en el futuro para individuos, organizaciones y países por igual.
Pero la realidad es evidente: para reducir la enorme cantidad de material desechado que están generando actualmente nuestras sociedades, debemos desacelerar drásticamente la actividad productiva generadora de muchas emisiones. En el pasado, la idea de desacelerar la productividad podría haber supuesto mucho impacto tanto para los gobiernos como para las empresas de bienes de consumo. ¿Cómo pueden sobrevivir las empresas de bienes de consumo en un mundo donde los clientes compran menos productos nuevos?
El evidente potencial comercial de los bienes de consumo circulares puede ayudar a responder a dicha pregunta. Las empresas de bienes de consumo deberían percibir la circularidad como una oportunidad, no como una amenaza; como se observará, los modelos de negocio circulares pueden crear un valioso vínculo entre la lógica empresarial y la sostenibilidad.
¿Cuáles son algunos de los vectores de crecimiento de los bienes de consumo circulares?
La creciente demanda de productos sostenibles por parte de los consumidores es probablemente el mayor impulsor de la circularidad. Pero también influirán otros factores. Estos incluyen la regulación, el progreso tecnológico, la infraestructura, la actividad por parte de la oferta y el entorno macroeconómico.
Empezando por la regulación, algunos gobiernos ya están impulsando firmemente la circularidad. En el marco del Pacto Verde Europeo, la Unión Europea ha adoptado el Plan de Acción de Economía Circular (CEAP), que promete miles de millones de euros para facilitadores de cero emisiones netas hasta 2032. Varios países europeos también han implementado la responsabilidad ampliada del productor, ofreciendo importantes incentivos financieros a empresas que busquen realizar la transición a modelos de negocio circulares.
Pero la regulación, así como los esfuerzos de las empresas por adoptar modelos de negocio más sostenibles, pueden verse fuertemente afectados por el entorno macroeconómico. Una recesión económica, la inflación o la inestabilidad geopolítica podrían hacer que las organizaciones sean más reacias a invertir en modelos de negocio circulares. Del mismo modo, una desaceleración podría conducir a los consumidores hacia mercados secundarios de productos reciclados.
¿Qué industrias de consumo se beneficiarán más?
De cara al futuro, existen importantes oportunidades para que las organizaciones de bienes de consumo de una gran variedad de sectores transformen sus modelos de negocio en lucrativas oportunidades circulares. McKinsey & Company desgrana los vectores clave del crecimiento potencial en varios segmentos:
- Moda y lujo: El principal impulsor de la moda y el lujo circulares en 2030 será un crecimiento de hasta diez veces de los productos reciclados fabricados de manera sostenible, que contendrán una alta proporción de fibras sostenibles.
- Electrónica: El mercado europeo de la electrónica circular, que oscilará entre 65.000 y 90.000 millones de euros en 2030, estará impulsado principalmente por productos reacondicionados. El mercado de smartphones, ordenadores portátiles y tablets reacondicionados ya está creciendo con rapidez; McKinsey & Company prevé una mayor circularidad con respecto a los pequeños electrodomésticos de marca (los grandes electrodomésticos serán más adecuados para el mantenimiento y la reparación).
- Hogar y vivienda: El mercado del hogar y la vivienda circulares, cuyo valor se estima en 45.000 millones de euros en 2030, estará impulsado por muebles fabricados de manera sostenible -es decir, fabricados con madera certificada por el Forest Stewardship Council- y artículos para el hogar que contengan materiales sostenibles.
- Deportes: El mercado de artículos deportivos circulares en 2030 estará impulsado por prendas y calzado reciclados y fabricados de forma sostenible, así como por equipos y accesorios deportivos.
- Bienes de consumo de rápido movimiento (FMCG): El mercado de bienes de consumo circulares no alimentarios dependerá de la capacidad de los actores de ofrecer productos envasados en material 100% reciclado o biodegradable.
Vender más productos circulares supone una oportunidad, pero la circularidad también implica dar servicio a los productos. McKinsey & Company pronostica que los servicios circulares también serán un área de crecimiento. Se estima que el mercado de servicios de mantenimiento y reparación -incluyendo servicios como arreglo de moda, reemplazo de baterías y mantenimiento de equipos deportivos- tendrá un valor de hasta 70.000 millones de euros en 2030. Este crecimiento estará impulsado principalmente por proveedores que actúen a escala.
¿Cómo pueden otras industrias incorporar la circularidad en sus ciclos comerciales?
- Plásticos: La demanda de plásticos circulares ha generado márgenes enormes en los últimos años. Pero, para que los plásticos circulares satisfagan la demanda mundial, se requiere inversión. Por ejemplo, se necesitarán hasta 100.000 millones de dólares estadounidenses de inversión para que los envases de plástico alcancen el objetivo de contener entre un 20% y un 30% de materiales reciclados.
- Baterías: Se prevé que la demanda mundial de baterías de iones de litio se dispare durante la próxima década, y las baterías para aplicaciones de movilidad -como los vehículos eléctricos- representarán la mayor parte de la demanda en 2030. Para que los actores del sector de las baterías alcancen todo el potencial de una cadena de valor circular, necesitarán adoptar modelos comerciales circulares (incluyendo las baterías como servicio o la movilidad como servicio) y emplear avances tecnológicos que puedan contribuir a la circularidad (incluyendo, por ejemplo, el reciclaje de residuos).
- Cemento y hormigón: La demanda de cemento y hormigón prácticamente se ha triplicado en los últimos 20 años. La economía del cemento contribuye de manera importante a las emisiones globales, y hasta el 40% de los residuos sólidos actuales se generan a través de la construcción y el mantenimiento del entorno construido. La investigación de McKinsey & Company muestra que las tecnologías circulares -incluyendo los combustibles alternativos, el curado del carbono, la recarbonatación y la captura y el almacenamiento de carbono- podrían ayudar a descarbonizar alrededor del 80% del total de las emisiones de hormigón y cemento en 2050.
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