La evolución que ha experimentado la fabricación convencional se ha ido incrementando de forma constante a todos los niveles. Actualmente es posible fabricar de maneras mucho más automatizadas y con precisiones perfectas para evitar el rechazo de piezas y aumentar la productividad.
En el campo del mecanizado, se realizó la primera revolución, conocida como MAV (mecanizado de alta velocidad), donde se optimiza la fabricación a unas velocidades entre 5 y 10 veces mayores que las del mecanizado convencional, pero sin tener errores o variaciones en las piezas. Para eliminar estas variaciones del proceso y evitar el desecho de piezas a estas velocidades, se comenzó a inspeccionar sin intervención manual en la máquina mediante sondas de inspección por contacto, capaces de integrarse en la máquina CNC, debido a que estas permiten capturar datos de formas y perfiles complejos sin detener la producción del componente. Dependiendo de la aplicación o sector, se usan diferentes maneras de inspeccionar la pieza de mecanizado.
En la actualidad existen componentes que, debido a su método de fabricación, presentan pequeñas diferencias. Para eliminar dichas diferencias, se utiliza el mecanizado adaptativo, que proporciona a la máquina la capacidad de mecanizar de manera adaptable, rápida y precisa superficies complicadas sin necesidad de intervenciones manuales o software de terceros. El mecanizado adaptativo es utilizado principalmente en fresadoras para mecanizado de aristas, rebarbado, achaflanados y grabados de superficies.
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