Para que la transición de la movilidad funcione y el uso de bicicletas poco a poco gane terreno frente al de los coches, las ciudades necesitan aumentar la cantidad de parkings para bicicletas sin que afecte demasiado al paisaje urbano. Para ello, el fabricante japonés Giken ha inventado un aparcamiento llamado Eco Cycle, que almacena las bicicletas de forma completamente automática bajo tierra. Para garantizar su fiabilidad, los ingenieros han confiado en las cadenas portacables de igus, robustas y libres de mantenimiento.
Es domingo por la tarde, el sol brilla con intensidad, parece el momento perfecto para dar un tranquilo paseo en bicicleta hasta el centro de la ciudad para disfrutar de un helado. Sin embargo, al llegar sucede una desagradable sorpresa: todos los aparcamientos para bicis están llenos. Dejar la bicicleta en la calle no es la mejor opción. Entonces, ¿cuál es la solución? Este problema afecta a miles de usuarios debido a la escasez de aparcamientos para bicicletas. No obstante, una solución revolucionaria se está haciendo realidad en Japón. Se trata de un parking subterráneo llamado Eco Cycle de Giken, un fabricante tecnológico de Tokio con cerca de 700 trabajadores. Eco Cycle es un enorme sistema totalmente automatizado que ahorra a los ciclistas tener que adentrarse en aparcamientos oscuros. Las bicicletas se entregan en la superficie en un punto de recogida que parece la entrada de un ascensor. Otra ventaja de esta alternativa es que el paisaje urbano no se ve contaminado con decenas de bicis apelotonadas.
Un robot aparca bicicletas automáticamente en un parking subterráneo
Este parking futurista ya se encuentra en 63 puntos de 26 ciudades de Japón y es posible que pronto llegue a Alemania. Su funcionamiento es muy sencillo: los ciclistas solo tienen que colocar su bicicleta en un raíl situado en el suelo, pasar la tarjeta por un lector y pulsar un botón para entregar el vehículo. A continuación, comienza el espectáculo. Se abre una puerta y un mecanismo de agarre situado a nivel del suelo arrastra la bicicleta hasta el interior de una plataforma móvil del tamaño de un coche. Esta plataforma, parecida a un ascensor, puede descender hasta 16 m y girar 360°, y está delimitada por paredes redondeadas. Lo que ocurre a continuación parece sacado de una película de ciencia ficción: la plataforma desciende hacia el aparcamiento subterráneo, se detiene a la altura de una plaza libre y gira en la dirección correcta. A continuación, un mecanismo telescópico empuja la bicicleta hacia el soporte. El proceso completo dura una media de tan solo 13 s, y el parking automatizado de 8,5 m de diámetro permite albergar hasta 200 bicicletas.
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