Europa se ha marcado el objetivo de descarbonizar su economía para el año 2050, y en este contexto el hidrógeno puede desempeñar un papel fundamental, sobre todo en sectores que, de otro modo, sería muy difícil o prácticamente imposible de descarbonizar. Alcanzar cero emisiones netas en determinados segmentos y actividades de la industria metalúrgica o química, del sector transportes o del mercado del calor, por ejemplo, es una misión complicada.
En el marco de un estudio de alcance europeo, la consultora energética Aurora Energy Research ha analizado a fondo el mercado europeo del hidrógeno y ha realizado proyecciones sobre su evolución hasta el año 2050. La consultora pronostica que en 2050 la demanda de hidrógeno en Europa habrá alcanzado los 2.500 teravatios-hora (TWh) anuales, una cifra ocho veces superior a la actual y casi tan grande como la suma de todas las capacidades de generación de energía eléctrica que posee Europa hoy en día. 'De ello resulta un volumen de mercado de 120.000 millones de euros al año', explica Alexander Esser, experto en el mercado energético de Aurora Energy Research, y añade: 'Esto significa que el potencial de inversión es igual de grande'.
La demanda en el sector industrial se duplicará
Hoy en día, el hidrógeno en grandes cantidades prácticamente solo se utiliza en los sectores industriales, sobre todo para la fabricación de amoníaco y en refinerías. Según el estudio de Aurora, esta demanda industrial de hidrógeno se duplicará con creces hasta 2050, situándose en los 700 TWh. A ello cabe sumar el uso incrementado que se va a realizar del hidrógeno en el ámbito de la movilidad durante las décadas de 2030 y 2040, principalmente en lo que a vehículos pesados, trenes y aviones se refiere, y también como sustituto del gas natural para la generación de calor.
En estos momentos Europa consume un total de 327 TWh de hidrógeno al año, con Alemania, los Países Bajos y Francia a la cabeza. 'Hasta ahora, el hidrógeno se obtenía casi exclusivamente mediante el reformado con vapor de agua de gas natural, lo cual genera unas emisiones de gases de efecto invernadero muy elevadas', explica Esser, que añade: 'Por tanto, a la hora de alcanzar el objetivo de cero emisiones netas la pregunta que surge es cómo generar hidrógeno de manera rentable con una huella de carbono neutral'. En este contexto destacan especialmente dos alternativas al clásico reformado de gas natural: por un lado, la producción a partir de la electrólisis del agua mediante electricidad renovable (el 'hidrógeno verde') y, por el otro, la combinación del reformado de gas natural con la captura y almacenamiento del carbono (el 'hidrógeno azul').
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