La comunicación no son solo las palabras que decimos, sino también cómo las decimos. Hay estudios que afirman que el 7% de la comunicación son nuestras palabras, el 38% nuestro tono y el 55% es no verbal. Esto está muy bien, pero ¿cómo afecta en un lugar de trabajo real en el que es habitual trabajar con equipos a distancia? Pedro Ballesteros, Country Manager de Polycom España & Portugal, lo explica en este artículo.
Imaginemos que no hemos podido asistir a una reunión pero alguien ha hecho una transcripción con cada palabra que se dijo. Con una simple transcripción habrá que interpretarlo todo, en principio, de manera literal. El contexto de la conversación nos puede dar pistas, pero no podremos captar la ironía o los dobles sentidos. Una afirmación tan simple como “Sí claro, esa es una gran idea”, dependiendo del tono, la inflexión de la voz y el lenguaje corporal, puede cambiar de sentido radicalmente. Incluso el gesto no verbal más leve puede marcar una gran diferencia en el significado del mensaje.
Podemos pensar que tener una videoconferencia resuelve este problema, ya que se puede ver al resto de participantes. Por supuesto puede ayudar mucho, es un primer paso, pero no resuelve todo el problema. Es habitual, al hacer una videoconferencia, que haya más de una persona en una sala y, si están algo alejadas de la cámara, las personas con las que se mantiene la conversación verán una bonita mesa y algunas personas al fondo, sin mucho detalle. No podrán apreciar claramente las expresiones fáciles o el lenguaje corporal; es decir, se pueden estar perdiendo más del 50% de la información.
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