El mundial de la Roja

La clave de las empresas preferidas para trabajar es que las personas que trabajan en ellas “se sienten muy orgullosas con lo que hacen” (76% de los casos). Por tanto, el sano orgullo, el dinámico que integra y no el que excluye, es calve para conseguir el éxito; un orgullo humilde, basado en el mérito.

En la vida, como en el deporte, el éxito no llega por casualidad. Es cuestión de aprovechar las oportunidades, esforzarse mucho y poner en valor lo que uno sabe, quiere y puede hacer. La Roja ganó el Mundial 2010 por un cúmulo de circunstancias, entre las que destacan:

1. Apostar por el talento: El equipo se presentó en Sudáfrica como uno de los grandes favoritos, dada la calidad individual y colectiva de sus jugadores, y cumplió los pronósticos.

2. Favorecer el compromiso: Se trata de poner toda la carne en el asador, canalizar la energía en un proyecto ilusionante, algo que se hizo.

3. Un sano equilibrio: Nadie es más que nadie; es un sentimiento colectivo, por encima de las individualidades.

4. Un modelo claro y coherente: La Roja sabe muy bien a qué juega, cuál es su forma de hacer las cosas.

5. Equipo, equipo y equipo: Un equipo es un grupo de profesionales que genera sinergias, resultados por encima de lo que lograría cada uno por separado.

6. Liderazgo multinivel: Como el del presidente de la Federación, el seleccionador y el capitán; liderazgo compartido por todos y cada uno de los jugadores de la selección.

7. Liderazgo optimista y sosegado: El de Nelson Mandela y el de Vicente del Bosque, el liderazgo de los nuevos tiempos: tranquilo, prudente, con perspectiva, sanamente optimista.

Apostar por el talento individual y colectivo

Vivimos, por primera vez en la historia de la humanidad, en un mundo en el que el talento es más escaso que el capital. El triunfo de La Roja en el Mundial 2010 es buena prueba de ello.

La gestión del talento es el reto de la década. La gestión demográfica, una organización que aprende, el equilibrio de vida de vida persona y profesional, y la gestión del cambio, son los otros temas esenciales.

Más de la mitad del equipo ideal del Mundial, designado por la FIFA, estuvo compuesto por jugadores de La Roja. Por otra parte, antes de iniciarse la Eurocopa Suiza-Austria 2008, la selección española de fútbol, que también ganó este torneo, valía 457 millones de euros. En apenas dos años, su valor había crecido casi un 25%, fruto de los éxitos del F.C. Barcelona y de los fichajes de jugadores de La Roja por el Real Madrid.

Los expertos coinciden en que el estallido de La Roja en los últimos cuatro años (2006-2010) se ha debido a que algunos de sus integrantes juegan o han jugado en ligas extranjeras, especialmente en la PremierLeague(Inglaterra). En el Mundial 2006, ya se reflejó el dominio de Europa Occidental sobre el fútbol mundial; en 2010, el podio estuvo ocupado por España, Holanda y Alemania. El fútbol es el sector económico más integrado del continente. El índice de población, la renta per cápita y la experiencia del país en el fútbol internacional (lo que faltaba en España hace cinco años) determinan los resultados en el fútbol internacional.

No somos un país tan exportador de talentos como Holanda, pero tenemos alrededor de 1.333.693 expatriados (un 9,2% más que en 2008). En los dos últimos años, más de 110.000 españoles se han marchado al extranjero por un trabajo, el doble que antes de la crisis. El perfil del demandante de empleo fuera de nuestras fronteras es un hombre de entre 25 y 35 años, altamente cualificado, que ha estudiado ingeniería, arquitectura o informática. Hay que recordar que hay diez empresas españolas entre las 500 mayores del mundo (Santander, Telefónica, Repsol YPF, BBVA, Iberdrola, Cepsa, ACS, Mapfre, Gas Natural Fenosa y FCC) y que más del 50% de la actividad de las empresas del Ibex 35 se realiza fuera de España. El efecto expatriados, tan beneficioso para La Roja y para la economía española, tiene un lado oscuro: aquellos que no vuelven.

La combinación de confianza y de innovación genera excelencia. Vicente del Bosque contó con 20 de los 23 jugadores convocados.

La Rojaha logrado poner en valor no sólo su juego, sino el sentimiento de toda una nación. De hecho, la poderosa idea del fútbol como sustituto contemporáneo del conflicto bélico “es un fenómeno que trasciende los continentes”.

No está de más recordar, siguiendo el concepto de “la patria como camiseta”, el impacto de la llamada Ley Bosman. Hay sido verdadera revolución en el fútbol europeo, porque ha permitido que el talento traspase las fronteras nacionales con suma facilidad. De esta manera, los ídolos locales quedan reservados para las selecciones nacionales.

Según los autores, el fútbol es hoy el medio más eficaz para aglutinar los sentimientos de una comunidad humana. La demostración de alegría (2,5 millones de personas en Madrid, 25 millones en las calles en toda España, la mayor movilización ciudadana de la historia) tras el Campeonato del Mundo es buena prueba de ello.

La Furia como compromiso: un proyecto de integración y de triunfo

A la selección española de fútbol se le ha llamado históricamente “la furia española”, en recuerdo del Saqueo de Amberes, acaecido en 1576, dado que en dicha ciudad belga la selección española de fútbol disputó su primer partido, en 1920.

El talento es cuestión de capacidad (aptitud, es decir, conocimientos y habilidades; en el caso de los jugadores de La Roja, cualidades técnicas; actitud, comportamientos en línea con ser un equipo) y, sobre todo, de compromiso, de poner toda la carne en el asador. El alto compromiso es fundir la energía física (darlo todo, sin excusas), la energía mental (concentrado en la tarea), la energía emocional (no dejar que las emociones negativas, como el miedo, la tristeza, el enfado y la vergüenza interfieran) y la energía espiritual o la de valores (compartir los principios del equipo).

El alto grado de compromiso admirado en los integrantes de La Roja es muy escaso en los entornos empresariales. Según un estudio, únicamente el 19% de los empleados en España está totalmente comprometido con su empresa. El 88% de los profesionales comprometidos quiere mejorar la calidad y el servicio de su compañía, por lo que el compromiso es decisivo para la rentabilidad y la productividad. Sólo el 28% de los trabajadores españoles considera que la alta dirección de la empresa trata al capital humano como el valor más importante de la organización; casi el 70% tiene una percepción negativa de la accesibilidad, la honestidad y la cercanía de la alta dirección.