La factura electrónica, e-factura, factura digital o factura telemática se ha convertido en un eje esencial en la relación empresarial que ha ido desplazando poco a poco al método tradicional, el papel. Este cambio de paradigma se está desarrollando ahora en numerosos países, conformando un cambio global, además de regional.
El esfuerzo de muchos Gobiernos y entidades privadas ha permitido un avance significativo que comenzó su carrera en 2014. Este 2015 se espera un crecimiento considerable en los países que ya han iniciado el cambio, influenciados por el efecto bola de nieve que se produce detrás de este tipo de mejoras, y es previsible un acercamiento a la fase de despegue en los países más rezagados.
Europa y América son dos de los continentes que más han avanzado en el uso e implantación de esta tecnología, si bien es cierto que cada vez es más común su impulso en países cercanos del este de Europa o Asia.
El avance lento pero firme de la electronic invoicing en Europa
Que la Comisión Europea sea un impulsor destacado de la factura electrónica no es nuevo.
Ya dentro de la Agenda Digital Europea se posicionó como un elemento tractor y facilitador de las relaciones internas en el mercado común y de la competitividad de las empresas de la zona. Han pasado varias directivas, grupos de expertos, foros de colaboración público-privada, iniciativas de estandarización, etc. hasta la publicación de la Directiva 2014/55/UE, que permitirá el uso de la factura electrónica en las Administraciones Públicas de la Unión Europea y de cada país miembro. Para ello, con la idea de tratar de evitar los innumerables formatos estándar de uso, se quiere definir una Norma Europea de factura electrónica de obligado uso por todas las Administraciones Públicas europeas. La idea es que en noviembre de 2018 sea obligatorio para las Administraciones centrales y en 2019 para las regionales y locales.
A finales de 2014 se creó un grupo de trabajo en el CEN (Centro Europeo de Normalización), denominado PC434, que empezará a tangibilizar a lo largo de 2015 un formato europeo de factura electrónica. Este formato llegará con varios países miembros con proyectos ya en marcha y con otros acabando de perfilar el suyo propio.
Tras los países nórdicos, pioneros en la implantación de la factura electrónica (Dinamarca la hizo obligatoria en 2005 y Suecia y Noruega posteriormente), en España la factura electrónica al fin ha empezado a ser obligatoria de forma masiva desde el 15 de enero de 2015. La Ley 25/2013 establece la obligación de su uso en trámites con cualquier Administración Pública a través de diferentes puntos de entrada de facturas. Además, varios colectivos del sector privado considerados “de especial incidencia en la actividad económica” deberán ofrecer la posibilidad de emitir facturas electrónicas a quien se lo solicite bajo pena de multas de hasta 10.000 euros en caso de incumplimiento. 2015 será el año clave para digerir este gran cambio.
Otros países
Otro de los países que ya han puesto en marcha su proyecto es Portugal, que desde el pasado mes de abril de 2014 hizo obligatoria para todas las empresas con sede en el país la facturación electrónica. La Autoridade Tributária (AT) establecía el 6 de enero de 2015 la obligatoriedad de que se le comunicaran los inventarios de documentos electrónicos con relevancia fiscal, definiendo también la estructura del fichero con el que se le tendrá que comunicar (Portaria nº 2/2015). Como particularidad, en Portugal el Gobierno exige -desde enero de 2012- que todos los sistemas de facturación cumplan unos requisitos legales fijados en la Portaria nº 363/2010 y el Decreto-Lei nº 198/2012, que reglamentan la “certificación previa de los programas informáticos de facturación” con el que cuenta Seres Portugal. De enero a septiembre de 2014, se emitieron y recibieron 3.592 millones de facturas, un 10% más que en el mismo periodo del año anterior.
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