La interoperabilidad es un atributo intangible, que no percibimos menos cuando lo necesitamos. Cuando contratamos una línea para nuestro móvil, por ejemplo, nos solemos fijar más en el modelo de móvil, en el número de llamadas, la duración, los megas... pero imagine por un momento que no le permita hablar con un cliente que tenga otro operador distinto al suyo o esté en otra zona o país. La falta de interoperabilidad pasaría a ser nuestro principal problema y ni siquiera lo habíamos considerado.
Esto ocurre con más frecuencia de la que nos imaginamos en un entorno donde las empresas necesitan intercambiar de forma segura sus documentos y donde han aparecido los operadores de factura electrónica y de intercambio electrónico de documentos. Y la pregunta que nos hacemos al respecto es: ¿Por qué es tan importante contar con un operador que nos garantice interoperabilidad?
La ausencia de interoperabilidad surge cuando una empresa no es capaz de llegar a donde quiere, ya sea a un cliente, un proveedor o un potencial socio comercial. El motivo más evidente y entendible que se suele argüir es la incapacidad tecnológica, es decir, que el operador tecnológico no cuenta con los desarrollos técnicos para abarcar todo el abanico de variantes posibles (formatos, comunicación, etc.). De modo que el eslabón tecnológico conector no funciona.
A pesar de que este problema existe, no siempre es el real. Cada vez son más los casos en los que están presentes las limitaciones de negocio. Es decir, que el operador tecnológico, teniendo suficiente capacidad técnica para interconectar, no lo permite por el modelo de negocio sobre el que se sustenta su servicio, que oculta un motivo para no estar conectado: copar una parte del mercado con la obligación de utilizar sus servicios en exclusiva.
Tipos de operadores tecnológicos
Existen varios tipos de operadores tecnológicos de factura electrónica y de otros documentos, que utilizan las siguientes excusas para justificar algún tipo de falta de interoperabilidad que les permita obligar a los usuarios a entrar en su red particular o cobrar más por el servicio:
- Curiosamente, el primer tipo de operadores es el que utiliza como excusa las carencias tecnológicas. Los formatos, con su diferente semántica, sintaxis, etc. y el canal de envío, son las limitaciones tecnológicas que se suelen indicar. La variedad de formatos es amplia, algunos son internacionales (como el Edifact de Naciones Unidas), otros nacionales y otros sectoriales. Pero la realidad es que un formato válido es el que es usado de forma libre, sin requerir un coste por su uso, y el que es útil, cubriendo las necesidades del intercambio. Por tal motivo, es necesario estar preparado a una gran variedad de formatos y canales para enviarlos, y, lo que es más difícil, a estar manteniéndolos en el tiempo. Algunos operadores tecnológicos no tienen capacidad de dar cobertura a los formatos y canales e intentan imponer el suyo.
- Otro tipo de operador es aquel que pone en duda la calidad y nivel de servicio de otro operador tecnológico. No todos medimos los niveles con el mismo rasero: para unos es un éxito cuando sus sistemas están disponibles durante más del 95% del año, pero para otros roza el 99%. El término medio y las condiciones pactadas con los clientes suelen ser un buen consejero. En cualquier caso, ninguno debe ser excusa para limitar la interoperabilidad, sino que el cliente final tiene derecho a ser advertido, incluso contractualmente, de esta situación, para que lo pueda tener en consideración.
- En tercer lugar, encontramos las empresas que no conectan “porque mi cliente es quien decide por mí”. En esta situación, se puede dar el caso de que la interconexión esté limitada a un caso puntual... pero no a todas las interconexiones. Sonaría difícil de entender que todos los clientes de operador de tecnología se negasen a facilitar la conexión a sus socios comerciales a través de otro operador.
- El cuarto tipo de operador responde al planteamiento de que “los clientes los he ganado yo y no tengo que compartirlos”. Estamos hablando de una realidad del mercado donde un operador tecnológico consigue un cliente y se adueña de su interconexión. Este caso está íntimamente relacionado con el precio final que el cliente vaya a pagar por el servicio. Cada vez son más casos de operadores que, ofreciendo un servicio muy económico al cliente, hacen que todos sus proveedores y/o clientes se vean abocados a trabajar solo con él y así sufragar entre todos el coste real de activación del servicio.
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