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Mercados tecnológicos

07/09/2010

El estudio de Cotec muestra evidencias del reciente crecimiento de los mercados de tecnología e identifica tres motivos principales que lo explican: en primer lugar, la existencia de sectores industriales muy dinámicos en la aplicación comercial de los resultados científicos; en segundo lugar, la protección más estricta de los derechos de propiedad intelectual, que favorece, sobre todo, el suministro de tecnología por parte de las empresas más pequeñas, carentes de activos complementarios para el desarrollo interno de la tecnología y su comercialización, y, por último, la tendencia creciente en las empresas a buscar e incorporar conocimiento externo para sus procesos de innovación, que es lo que se conoce como innovación abierta.

Marco de la situación

En general, las empresas han intentado sacar provecho de sus innovaciones tecnológicas vendiéndolas de forma indirecta, es decir, incorporadas a sus bienes y servicios. Del mismo modo, las compañías con necesidad de soluciones técnicas mejoradas o de una mejor tecnología han invertido internamente en su propia investigación y capacidad de desarrollo. Los mercados tecnológicos, en los que las tecnologías se venden y se compran, no eran muy comunes en el pasado.

Sin embargo, recientemente hemos asistido a un crecimiento sin precedentes de diversos mecanismos para el intercambio de tecnologías o servicios tecnológicos. Sólo en Estados Unidos, los ingresos por la venta de licencias tecnológicas se estiman en 45.000 millones de dólares al año, mientras que, en el mundo entero, la suma asciende a los 100.000 millones.

Algunos sectores basados en la tecnología, incluyendo el biofarmacéutico, el de software, el de semiconductores y el de telecomunicaciones, han hecho de la venta de licencias tecnológicas y de la propiedad intelectual un nuevo modelo de negocio. Además, varios estudios muestran un considerable aumento en el número de patentes registradas, que son reflejo, posiblemente, de las crecientes oportunidades para la venta de licencias tecnológicas. Se puede, por lo tanto, afirmar que los mercados tecnológicos están emergiendo y desarrollándose en varios sectores de alta tecnología.

El crecimiento y funcionamiento de mercados tecnológicos debería estar limitado por varios factores, sobre todo por la naturaleza tácita y contextualmente específica del conocimiento tecnológico. No obstante, es innegable que, cuando existen mercados tecnológicos, estos tienen importantes implicaciones en las estrategias de las compañías.

Los mercados tecnológicos determinan el rol que desempeñan las compañías, tanto como usuarias de tecnología (pueden comprar tecnología) como en su calidad de proveedores de tecnología (pueden vender tecnología). Esto cambia la concepción tradicional por la cual el desarrollo de tecnología interna es la única opción posible para una compañía deseosa de introducir un nuevo producto en el mercado, igual que poseer los recursos complementarios necesarios para fabricar y comercializar los bienes lo es para una compañía que desarrolla nueva tecnología. Así, por ejemplo, la puesta en marcha de empresas puede centrarse más concretamente en el desarrollo de tecnología que en su aplicación, gracias a que disponen de la venta de licencias tecnológicas y otros mecanismos para apropiarse de las ganancias generadas por sus esfuerzos en materia de innovación.

Dado que la fabricación y comercialización requieren recursos importantes que las compañías pequeñas quizá sean incapaces de movilizar, los mercados tecnológicos pueden ser decisivos para la propia puesta en marcha de empresas de alta tecnología. Es más: los mercados tecnológicos pueden socavar el acceso privilegiado a la tecnología que algunas empresas establecidas pueden tener en determinados sectores industriales. Esto se debe a que las empresas competidoras y las de nueva formación pueden adquirir tecnología en el mercado desde fuentes de suministro alternativas. En el nivel sectorial, los mercados tecnológicos reducen las barreras de entrada, incrementan la competencia y comprimen los ciclos de vida de los productos; todos estos cambios requieren respuestas estratégicas apropiadas.

Definición

La definición de mercados tecnológicos suele hacerse en un sentido amplio. Siendo estrictos, las transacciones de mercado que están reguladas por contratos, son anónimas y, por lo general, implican el intercambio de un bien por dinero. Sin embargo, una gran parte de las transacciones para el intercambio de tecnología no cumplirían dicho criterio. A menudo, suponen contratos detallados y suelen estar insertas en alianzas tecnológicas diversas.

Algunos contratos tecnológicos pueden perfectamente implicar formas más complicadas de interacción que las meras transacciones contractuales. Los fundamentos económicos de dichos acuerdos más elaborados o procesos codesarrollados pueden presentar determinados elementos adicionales que no aparecen en simples transacciones tecnológicas.

Se consideran las joint ventures, que incluyen la creación de una compañía nueva, y las adquisiciones como las soluciones organizativas más integradas. Hasta cierto punto, se podrían considerar como compromisos transaccionales a más largo plazo y, por tanto, incluirlas en la discusión. Sin embargo, en este tipo de soluciones, el control de las relaciones está más típicamente asociado a las formas administrativas y burocráticas de autoridad, a las rutinas u otros mecanismos típicos de la organización. En consecuencia, se asociarán a procesos más próximos a las relaciones organizativas que a las basadas en el mercado. Las adquisiciones, en particular, pero también, hasta cierto punto, las joint ventures de I+D, implican toda una serie de cuestiones que pertenecen de forma más específica al mercado para las compañías y son diferentes de los mercados tecnológicos.

El modo en que se comercia con tecnología se halla estrechamente vinculado a la naturaleza particular de la tecnología como activo económico y como potencial objeto de intercambio. Desde este punto de vista, la tecnología aparece bajo formas muy diferentes, por lo que ninguna definición encaja perfectamente con ella. Por ejemplo, la tecnología puede adoptar la forma de propiedad intelectual (patentes) o intangibles (por ejemplo, un programa de software o un diseño), o puede estar englobada en un producto (por ejemplo, un prototipo o un dispositivo como un chip diseñado para realizar determinadas operaciones), o puede tomar la forma de servicios técnicos.

Por otra parte, en muchos casos, las patentes son utilizadas simplemente para bloquear otras patentes y, de este modo, poder ofertarse para licencias cruzadas. Como tales, son permisos a infringir. Dichas licencias se incluyen dentro de los mercados tecnológicos. Sin embargo, las tecnologías pueden venderse sin patentes e, incluso cuando haya patentes, pueden incluir muchos componentes que no están patentados. De hecho, buena parte de la tecnología no está codificada ni reflejada en patentes. En todo caso, poner un mayor énfasis en las patentes se justifica por el hecho de que pueden desempeñar un papel clave a la hora de facilitar dichas transacciones y porque el mercado para las patentes interfiere con los mercados tecnológicos.

Del mismo modo que las formas puras de licencias (por ejemplo, el intercambio de diseños de chips o de los derechos específicos sobre una patente) se han hecho cada vez más comunes, en muchas ocasiones, las tecnologías se intercambian por medio de la transferencia simultánea de un objeto y de algunos servicios asociados a él (por ejemplo, la formación de expertos). Esto es debido a que el comprador tal vez tiene que aportar activos propios en el proceso para que una tecnología se adapte mejor a sus necesidades (codesarrollo). En otros casos, la relación entre el vendedor y el comprador de tecnología se produce ex-ante (por ejemplo, el codesarrollo o la cofinanciación de la innovación). Es sabido que una característica típica del proceso de innovación es que los inventores se ven constreñidos por la liquidez (por varias razones; por ejemplo, porque son muy pequeños), lo que hace que tengan que recibir suficientes recursos para llevar adelante su actividad (cofinanciación).

Desarrollo de software

El enorme desarrollo de la tecnología del software complica aún más los intentos de establecer definiciones estrictas. Muchas ideas técnicas y diseños, hasta ahora implementados en prototipos físicos y diseños en papel, pueden resultar más útiles al expresarse e implementarse en software. Un ejemplo clásico es el de la codificación. Aunque los algoritmos de codificación pueden ser expresados como fórmulas matemáticas e implementados mediante dispositivos físicos, hoy en día los algoritmos de codificación se expresan y se implementan en software. Otro ejemplo es el diseño de circuitos y de varios dispositivos semiconductores, que se implementan también como programas de software.

La distinción entre tecnología y producto se hace difícil de establecer en esos casos. Estas dificultades se han manifestado en diversas controversias sobre las leyes de propiedad intelectual, en las que los vendedores de productos de software usan licencias a modo de contratos para efectuar ventas de sus productos.

En conclusión, las transacciones tecnológicas pueden adoptar formas diferentes, desde la simple compraventa de licencias de propiedad intelectual bien definida hasta complicados acuerdos de cooperación que pueden incluir perfectamente un mayor desarrollo de la tecnología o su completa realización.

En definitiva, los mercados tecnológicos hacen referencia a las transacciones para el uso, difusión y creación de tecnología.

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