Modelo organizativo en red

El concepto de Flexibilidad Organizativa Total: cuando oímos flexibilidad y red pensamos en Internet, multinacionales o grandes empresas con distintas unidades de negocios que operan para distintos mercados. El concepto que vamos a manejar a lo largo de estas páginas es distinto. Su empresa, tanto si es pequeña o grande, industrial o de servicios, anónima o cooperativa, es una red y puede estar bien conectada o no:

• Internamente: personas, procesos, actividades, conocimientos, información... y todo ello con los objetivos y la estrategia.
• “Externamente” (mercado, clientes, proveedores…): Las comillas son porque, cada vez más, las fronteras se hacen más difusas. Distintas experiencias de empresas son ejemplo tanto de la integración de los clientes (¡lo básico!) como del concepto de “proveedores integrados”.

De que esté bien “diseñada” y conectada esta red que es su empresa dependerá su éxito futuro. Los beneficios que le reportará afectan a los resultados y a las personas. Por ejemplo, la única forma de que las personas podamos “conciliar” mejor la vida profesional y personal (y que podamos decidir en qué grado) es que los objetivos, procesos, actividades y el conocimiento sean responsabilidad de equipos, con procesos robustos, y no sólo de individuos.

Pero no sólo se trata de flexibilidad para adaptarse a los cambios del entorno, sino flexibilidad para aprovechar la sinergia de los conocimientos y voluntades de todas las personas que forman la organización, en sentido amplio, y para poder tener iniciativas ante el futuro. La flexibilidad no es un objetivo, sino que estructura, procesos, roles y conductas deben permitir la flexibilidad que se requiera, para cumplir la estrategia… o para cambiarla.

La conexión (¿cohesión?) en la empresa tradicional es física, a través del control directo y la supervisión. En la empresa en red, hemos de lograr la conexión de las personas y los equipos, a través de la “Misión”, “Visión”, “Valores compartidos”, en un proyecto en el que las personas puedan crecer en todos los aspectos.

Por otra parte, para la empresa el riesgo es máximo cuando la hacemos depender de una sola persona, o unas pocas. Quizás una buena metáfora es la que aparece en el libro La estrella de mar y la araña¹. A una araña, basta con dañarle la cabeza y morirá. Una estrella de mar, aunque la cortes y la dividas por la mitad, se reconstruirá.

Topología de redes

Paul Baran², uno de los creadores de Internet, describió la topología de una red y la forma en la que se conectan sus nodos. Existen tres topologías básicas:

• Red centralizada: todos los nodos, menos uno, son periféricos y sólo pueden comunicarse a través del nodo central.
• Red descentralizada: aparece por interconexión de los nodos centrales de varias redes centralizadas. Como resultado no existe un único nodo central, sino un centro colectivo de conectores.
• Red distribuida: Todos los nodos se conectan entre sí sin que tengan que pasar necesariamente por uno o varios centros.

Reflexione sobre el daño que destruir un nodo le puede hacer a cada una de las tres redes³:

• En la primera, si el daño se produce en el nodo central, la red se desintegra.
• La segunda es “altamente tolerante a fallas aleatorias y altamente vulnerable a ataques planificados. Basta con encontrar los pocos nodos muy conectados”.
• En la tercera, al eliminar cualquier nodo, el daño es similar.

Ahora piense en “velocidad”: de decisiones, de información, de transmisión y uso del conocimiento… ¿Qué estructura prefiere para su organización?

Y en flexibilidad: Imagine lo que es mover una pirámide, o cambiarla de forma. ¿Si tuvieras que diseñar algo flexible a qué se parecería?

Así pues, mi propuesta es ayudarle a reflexionar y a desarrollar una organización más flexible, mejor conectada, que se adapte con más facilidad a los cambios de la estrategia, siendo éstos la mejor respuesta a las modificaciones del entorno.

Los modelos tradicionales de las empresas están diseñados para “no cambiar”, de ahí lo dificil que es hacerlo. Es como si diseñamos un coche para una carretera llana y sin curvas, pero seguramente no necesitaríamos la flexibilidad que nos da el volante y la suspensión para adaptarnos.

La estructura tradicional está diseñada “de una vez”, para hacer “siempre lo mismo” o “parecido” y, cada vez que hay que cambiar, hace falta un gran esfuezo para hacerlo. No incorpora el cambio como condición es su diseño; no está en sus genes. Así que “no sabe hacerlo”. Cuando cambia, es impulsado por “la cabeza”. Y, cuando consigue cambiar, lo hace a veces superficialmente y hasta el próximo cambio.