Un grande a nivel europeo

Ottmar Walter, director de Sistemas de Gestión TÜV Hessen presenta en la siguiente entrevista su organización.
Los sistemas de gestión son iguales en el mundo occidental y están reconocidos en todas partes. Sin embargo, el modo en el que se manejan estos sistemas internacionales varía de un país a otro. ¿Cómo funcionan en Alemania? Hablamos con Ottmar Walter, director de Sistemas de Gestión de TÜV Hessen, una empresa de certificación pionera.

El nombre TÜV ya es un término internacional. ¿De dónde viene realmente este término?
La gran popularidad de la marca TÜV tiene que ver con el nombre, que ya tiene más de 100 años. La historia comenzó con la Industrialización. En aquella época numerosas empresas incorporaron cada vez más máquinas que funcionaban con calderas de vapor, que provocaron más de una explosión. Aquello no solo era peligroso para los empleados, sino que, además, era muy caro. Por eso, las empresas alemanas de la época fundaron lo que se denominaron “Technische Überwachungs-Vereine”, que en español llamaríamos Asociaciones de Supervisión Técnica. Estas asociaciones, con sus ingenieros especializados en seguridad, crecían rápidamente.

El Estado también se dio cuenta, y les ofreció llevar a cabo un seguimiento con cierta regularidad de los requisitos legales para la tecnología, que cada vez adquirían mayor importancia. Ya se sabía que Alemania siempre apostaba por un grado de reglamentación bastante alto. Eso guarda una clara relación con la historia de Prusia. Desde entonces se regulaban cada vez más cosas y TÜV las inspeccionaba. Primero las calderas de vapor, después otras máquinas y productos y, claro, como no podía ser de otra manera, ¡también coches y carnets de conducir!

¿Y qué papel desempeña aquí TÜV Hessen?
TÜV Hessen desempeña un papel pequeño, concreto. Lo cierto es que la mayoría de las TÜV se mantenían gracias a las empresas, pero perseguían siempre dos intereses: los que atañían al Estado, y los que atañían a la empresa y a sus trabajadores. En el caso de TÜV Hessen, las inspecciones técnicas no las gestionaba ninguna empresa, sino que las organizaba directamente el Estado. Hasta el año 1990, TÜV Hessen fue por lo tanto una “empresa pública”. Hoy en día ya es una empresa privada. Pero todavía existe la Staatliche Technische Überwachung Hessen (Supervisión Técnica Estatal Hessen) como compañía asociada y el estado federado de Hessen continúa siendo un socio.

En su opinión, ¿cuáles son los factores de éxito para una certificación en Sistemas de Gestión?
Con la desregulación y armonización europea se pretendía sobre todo promover mayor libertad empresarial basada en normas para el sistema. Los cambios que hemos visto aquí desde finales de los años 80 han sido fundamentales: aportan mayor libertad empresarial, pero también mayor responsabilidad. Firmar la declaración de conformidad es una obligación vinculante. También trabajamos en este campo y gracias a nuestra marca TÜV PROFiCERT somos muy innovadores y activos, y tenemos éxito.

¿Y dónde se encuentran esos ámbitos de innovación?
Se encuentran en la correcta interpretación de la filosofía del sistema y en el hecho de que la gente quiere confiar en los mercados. En nuestra opinión, se trata de comprender la filosofía del sistema europeo. Las normas del sistema son directrices, no camisas de fuerza. Quien conozca la madre de todas las normas del sistema, la ISO 9001, ya sabe: es importante que todo se documente de forma ordenada, precisa y lógica, y que la dirección se comprometa con el sistema individual de la empresa, que siga progresando activamente también de cara a los clientes y los mercados.
Si se parte de esta base, es posible desarrollar un sistema de inspección propio, más allá de las normas estándares. Por ejemplo, combinando la inspección de los productos y la auditoría del sistema de producción. Asimismo, es importante asegurarse de que se mantiene la calidad. Cuando hay de por medio un sello de calidad, ya sea del producto o de la empresa, se tiende a confiar más.