Algunas innovaciones siguen siendo actuales después de miles de años. Se dice que los griegos conquistaron Troya con un ardid: los guerreros se ocultaron en el vientre de un enorme caballo de madera, que los troyanos tomaron por un regalo e introdujeron en la ciudad. Por la noche, los soldados salieron del caballo, mataron a los guardias y abrieron las puertas, con lo que el ejército griego pudo tomar Troya por sorpresa.
Ahora, esta receta de éxito de la mitología griega vive un renacimiento en medicina. Innumerables moléculas activas se esconden en un pequeño ovillo de largas cadenas moleculares y se transportan así, de incógnito, a través del organismo hasta su destino, donde, por así decirlo, atacan por sorpresa a la enfermedad.
El modelo troyano
En el área de desarrollo farmacéutico de la división Bayer Schering Pharma (BSP) de Bayer HealthCare, donde se buscan formulaciones idóneas para las moléculas activas, también se interesan desde hace poco por el modelo troyano. Un experto en formulación, el doctor Sascha General, explica las ventajas de este enfoque: “Por una parte, nos permite diseñar químicamente el envoltorio de transporte de modo que tarde más tiempo en ser detectado por el organismo. Por otra parte, a través del tamaño y la estructura superficial podemos controlar la zona del organismo a la que llega el envoltorio con la sustancia activa”. En las investigaciones actuales, el destino buscado es a menudo un tumor.
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