Quizás más conocidos por la denominación corcho blanco, los envases y embalajes de poliestireno expandido (EPS) resultan muy familiares. Sus inigualables prestaciones en términos de amortiguación, aislamiento térmico y protección han convertido al EPS en un material de uso común para la protección de todo tipo de productos durante su distribución y transporte. Las aplicaciones más habituales son los embalajes de equipos electrónicos y electrodomésticos, así como las cajas isotérmicas para el transporte y distribución de pescado fresco y marisco. Pero su utilización va más allá y abarca hasta la protección de obras de arte, productos farmacéuticos, piezas de automóvil, productos de óptica, fotografía y precisión, juguetes, materiales de construcción, etc.
Los envases y embalajes de EPS, además, ahorran combustible en el transporte, ya que es un material muy ligero, al estar compuesto de un 98% de aire. Aún así, su estructura espumada ofrece una resistencia mecánica y a los impactos extraordinaria, y aporta excelentes propiedades de aislamiento térmico. También son resistentes a la humedad, sales, numerosos tipos de ácidos y a la mayor parte de las grasas. Para obtener la misma protección, se tendría que emplear mucha más cantidad de otros materiales y, en consecuencia, se incrementaría el peso.
Propiedades físicas
En función de la aplicación, las densidades del poliestireno expandido se sitúan en el intervalo que va desde los 10 hasta los 50 kg/m3. Su resistencia a los esfuerzos mecánicos se evalúa, generalmente, a través de la resistencia a la compresión para una deformación del 10%, a la flexión, a la tracción y al esfuerzo cortante. La densidad del material guarda una estrecha correlación con las propiedades de resistencia mecánica.
Respecto a su aislamiento térmico, los productos de EPS presentan una excelente capacidad de protección frente al calor y al frío. De hecho, muchas de sus aplicaciones están directamente relacionadas con esta propiedad, por ejemplo, en el campo del envase y embalaje de alimentos frescos y perecederos. Esta buena capacidad de aislamiento térmico se debe a la propia estructura del material que, esencialmente, consiste en aire ocluido dentro de la estructura celular conformada por el poliestireno.
Además, existen nuevos desarrollos de materia prima que aportan a los productos transformados coeficientes de conductividad térmica considerablemente inferiores a los obtenidos por las materias primas estándar.
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