En la fabricación, el tiempo es oro. Taladrar, fresar y escariar son operaciones extremadamente exigentes. Jill Glynn, manager de servicios comerciales en Sandvik Coromant, explica cómo el reacondicionamiento de las herramientas puede ampliar la duración de la herramienta de forma efectiva y sostenible: “La palabra ‘reacondicionado’ puede incitar visiones de productos desgastados y sobreutilizados, de menor calidad que las versiones nuevas. La realidad es que, siempre y cuando compre de un proveedor de confianza, las herramientas reacondicionadas le ofrecerán los mismos resultados consistentes que la primera vez que se usaron. Hay, no obstante, malentendidos en torno a las herramientas reacondicionadas”.
Jill Glynn lo explica: “El primero de ellos: reacondicionar no es lo mismo que arreglar. Al arreglar una parte del equipo, solo se analizan y sustituyen las partes defectuosas. Al reacondicionar, por el contrario, se restauran todos los elementos del producto y este devuelve la pieza a su estado de fabricación original”.
Al contrario que con una pieza arreglada, los clientes deben esperar de los productos reacondicionados la misma condición perfecta que la nueva. Los reacondicionamientos de las herramientas, sin embargo, son ligeramente diferentes al reacondicionamiento de otras piezas industriales.
El desgaste de la herramienta varía drásticamente en función de su aplicación. En la fabricación automotriz o aeroespacial, donde se requieren herramientas que taladren múltiples agujeros en una pasada, los productores pueden experimentar más daños.
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