Los robots son, definitivamente, un modelo de éxito. Tal vez aún no hayan llegado a las pasarelas, donde probablemente tampoco se lucirán en el futuro, por su apariencia más bien torpe, pero sí en producción. Las impresionantes cifras de la Federación Internacional de Robótica (IFR) demuestran cuánto ha cambiado su uso en industria y también en la fabricación de tubos, estrictamente en términos de cantidad. En 2008, la cantidad de unidades de robótica industrial en todo el mundo era de 113.000. En 2018, esta cifra creció hasta 384.000 unidades.
El mercado asiático-australiano depende en gran medida del apoyo de los robots. Su demanda fue de 260.000 unidades el año pasado, por 71.000 en Europa y 49.000 en América. China sigue siendo, con mucha diferencia, el mayor cliente: según las estimaciones de IFR, adquirió 133.000 unidades en 2018, seguido de Japón, con poco más de 52.000. El año pasado, EEUU, el tercer mayor mercado para los robots, realizó un notable salto del 15% hasta un total de 38.000 unidades.
La fuerza que impulsa a la creciente demanda de robots es el sector de automoción, donde su uso está cobrando impulso. A este le siguen áreas como la electricidad/electrónica, metal, plásticos y productos químicos, así como la industria de alimentos y bebidas. En otras palabras, es un desarrollo que electrifica numerosas industrias.
Los robots funcionan como un reloj y proporcionan un impulso a las ventas de la empresa.
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