Si se hace una correlación entre los costes más significativos visibles e invisibles de las tres opciones a la hora de implantar un proyecto tecnológico, se puede determinar lo siguiente:
Una de las claves más importantes para poder decidir la opción más adecuada es tener en cuenta cómo la tecnología puede llegar a evolucionar en los próximos años y cómo puede afectar a un proyecto, algo que no solo implicará a la compañía que lo quiere poner en marcha, sino también a las partes intervinientes del cambio, sus proveedores y/o clientes.
Respecto al ciclo de vida de la tecnología
Cualquier tecnología tiene un ciclo natural de vida que sigue una curva en forma de “S”, donde el eje vertical representa el nivel de avance tecnológico adicional y el eje de abscisas el tiempo. Según el momento, se puede dividir esa curva en varias fases. La primera “embrionaria” que es donde se desarrollan invenciones y son convertidas en innovaciones. La segunda “crecimiento”, es aquella en que la empresa comienza a dominar la nueva tecnología y a obtener sus primeros frutos. En la tercera fase “madurez”, la tecnología es conocida y utilizada ya por otras empresas competidoras. Y, por último, en la fase “envejecimiento” todos pueden utilizar esa tecnología, y otras nuevas están surgiendo que van a reemplazar a la anterior.
Este escenario teórico es fácilmente entendible con ejemplos pasados y presentes.
El vídeo en formato VHS (1976) de la multinacional JVC se impuso a los formatos Betamax o Beta (1975) de Sony y el Video 2000 de Philips (1979). Los usuarios medios que invirtieron de forma temprana, muchos de ellos usuarios de Beta y algunos de Video 2000, sucumbieron y mantuvieron las reliquias Beta/V2000 bajo sus televisores mientras volvían a invertir en un nuevo vídeo VHS.
Un ejemplo más actual se puede encontrar en la telefonía móvil, donde la guerra se desarrolla en varios frentes: la de los sistemas operativos (Android, Windows mobile e iOS), la de dispositivos como Samsung Galaxy, Apple iPhone; la de los operadores de telefonía como Movistar, Vodafone, Orange...
Por lo tanto, es imprescindible saber en qué momento de la curva estamos en cuanto al intercambio electrónico de documentos.
- Compra de un software: Aproximadamente el 10% de los costes visibles se fijan en la adquisición de licencias. La otra parte recae en la adaptación interna, adquisición de software, líneas de conexión, perfeccionamiento del equipo técnico, mantenimiento, formación… a lo que se sumarán otras tareas futuras relacionadas con upgrades, parches, mejoras en la integración, adaptación a requisitos excepcionales, campaña de activación, etc.
- Desarrollo a medida: Alrededor del 60% de los costes son visibles, es decir, horas de análisis y desarrollo. La otra parte soporta las adaptaciones para adecuarse a las particularidades de cada interlocutor, la gestión del soporte de la herramienta -tanto interna como externamente- con sus socios comerciales, campaña de activación...
- Software as a Service: Aproximadamente el 80% de los costes son visibles, es decir, integración y cuota del servicio. La otra parte soporta la activación de nuevas funcionalidades no incorporadas en el paquete elegido, todas las posibles adaptaciones especiales que se escapen del estándar, etc.
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