Las instalaciones de césped artificial tienen numerosas ventajas, como la cantidad de horas que permiten practicar deporte sobre ellas o el ahorro de agua en su mantenimiento. Sin embargo, una vez alcanzado el final de su vida útil, que oscila entre los cinco y diez años, resultan muy difíciles de reciclar por su composición con materiales plásticos de distinta naturaleza que se funden a distintas temperaturas y que tienen viscosidades distintas. Ni siquiera todos ellos son termoplásticos, ya que el soporte secundario está fabricado con poliuretano o látex (un termoestable). Por este motivo, a excepción del caucho, que se reutiliza como relleno en este tipo de instalaciones, los cada vez más abundantes residuos de césped artificial se están depositando en vertedero.
El proyecto Reciturf, liderado por Aimplas, Instituto Tecnológico del Plástico, y en el que también participan Acteco y Realturf, tiene como objetivo impulsar la economía circular en este sector mediante la innovación en el tratamiento de sus residuos para aumentar la tasa de reciclado y obtener materiales de mayor calidad, de forma que su valorización sea también sostenible económicamente. El proyecto cuenta con financiación de la Agencia Valenciana de la Innovación (AVI) y permitirá desarrollar nuevos procesos de reciclado, incluyendo la degradación biológica y/o enzimática, reciclado químico del soporte (poliuretano) mediante glicólisis que permita separar los distintos materiales para su posterior reciclado mecánico; de forma que se valoriza el polipropileno, el PET y el poliuretano que componen este producto.
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