El Libro Blanco “Contribución de la industria de componentes de automoción al Desarrollo Sostenible. Palancas para impulsar la Agenda 2030” de Sernauto, Asociación Española de Proveedores de Automoción, cuenta una historia, la del esfuerzo, el compromiso, la competitividad, la innovación y la rigurosidad de una industria que trabaja sincronizada con los retos sociales y ambientales y se encuentra inmersa en una transformación industrial y tecnológica sin precedentes.
El documento presentado por Sernauto es el vehículo que pone en valor las buenas prácticas y las iniciativas con las que los fabricantes de componentes contribuyen al desarrollo sostenible y a la Agenda 2030 de las Naciones Unidas desde hace años. Este es el relato que las empresas del sector quieren trasladar al ciudadano y a la sociedad en general y a sus grupos de interés, desde los gobiernos, hasta los inversores, los fabricantes de vehículos, su cadena de suministro al completo y hasta las empresas tecnológicas o energéticas.
El proyecto se enmarca en la Estrategia de Negocio Responsable que la Asociación Española de Proveedores de Automoción (Sernauto) puso en marcha en marzo de 2020 para impulsar y dar visibilidad al compromiso de las empresas y asociados del sector y avanzar juntos en los retos de la movilidad sostenible.
La sostenibilidad, paradigma empresarial ineludible
Los agentes del ecosistema empresarial, las empresas, los financiadores, los reguladores, la sociedad civil y los consumidores están avanzando hacia un nuevo paradigma empresarial, impulsando prácticas, experiencias, estándares o iniciativas que contribuyen a incentivar la adopción de una nueva visión holística de la empresa. El foro de Davos 2020 culminó con el manifiesto del “propósito universal de las empresas en la cuarta revolución industrial”, que reafirma la tendencia de un nuevo capitalismo que Klaus Schwab, presidente del WEF (World Economic Forum), denomina “capitalismo de stakeholders” y que implica colaborar con todos los stakeholders en la creación de valor compartido y sostenido. Al hacerlo, las empresas no cumplen únicamente con sus accionistas, sino con todos sus stakeholders: empleados, clientes, proveedores, comunidades locales, medio ambiente y la sociedad en general.
El capitalismo de stakeholders integra así conceptos como desarrollo sostenible, negocio responsable o responsabilidad empresarial, que se han estado utilizando a lo largo de las últimas décadas para referirse a una nueva forma de gestión empresarial basada en la obtención de beneficios empresariales, pero acompañada de un impacto positivo en el entorno social y ambiental.
Todos los agentes del ecosistema empresarial, las empresas, los financiadores, los reguladores, la sociedad civil y los consumidores están avanzando hacia este nuevo paradigma empresarial.
Diferentes industrias, como el retail en su apuesta por la economía circular, o el gran consumo, que avanza hacia el capitalismo consciente, o el sector energético, transformándose a las renovables, llevan años desarrollando iniciativas de sostenibilidad y demostrando de manera objetiva que se puede tener un impacto social y ambiental positivo incrementando la rentabilidad y que no existe un trade-off entre la sostenibilidad y la rentabilidad.
Existe amplio consenso científico en que el modelo actual de desarrollo está provocando unos niveles de desigualdad social sin precedentes, y ha acercado al planeta a un posible escenario de colapso debido a la crisis climática y a la degradación medioambiental.
Iniciativas de la UE
Por ello, desde la UE existe un enfoque que pretende conectar los grandes flujos de investigación e innovación con la problemática social y ambiental identificada. Iniciativas como el Pacto Verde de la UE de diciembre 2019 o el Programa Horizonte Europa tienen en el centro la innovación ante los grandes desafíos sociales y ambientales: ser una economía limpia, con cero emisiones, proteger el hábitat natural, mejorar el bienestar de las personas y de las empresas en todo el planeta.
Y es que la innovación tecnológica tiene un papel determinante en la evolución hacia un nuevo modelo que suponga mejorar el desarrollo, sin dejar a nadie atrás, y con el foco puesto en disminuir la desigualdad y la injusticia, asegurando una mejor protección del medio ambiente. Estos son, a grandes rasgos, los cimientos de los 17 Objetivos para el Desarrollo Sostenible (ODS) de la Agenda 2030 de Naciones Unidas.
Desde el mercado financiero, inversores, financiadores y aseguradores está constatando que este nuevo paradigma empresarial es la única forma de asegurar la sostenibilidad de los negocios a largo plazo. Es más, se habla de una nueva economía verde y de que la recuperación económica provocada por la crisis de la COVID-19 está vinculada por completo a la sostenibilidad, y existe un consenso por parte de políticos, académicos, empresas y sociedad.
Según el MSCI, en 2020, los inversores pagan un 30% más por las compañías con mejores evaluaciones ASG (Ambientales, Sociales y de Gobierno) e inversores como BlackRock apuestan por la inversión sostenible (en organizaciones que demuestran un compromiso con el cambio climático y con el desarrollo social), haciéndolo público en la carta anual que escribe su CEO, Larry Fink, a los CEO de las compañías en las que invierte el fondo.
Los aspectos ASG han pasado de ser variables de comunicación a ser variables de gestión, y se colocan en el centro de la estrategia de las organizaciones por suponer también una oportunidad. Su gestión posibilita el acceso a una nueva base de financiación, a nuevos clientes o a nuevos mercados, permite la diversificación de la base financiera y, por tanto, la diversificación del riesgo, por su alto componente reputacional, ya que se muestra el compromiso de la empresa al regulador, accionista, inversor, etc. Y, por último, incorporar los aspectos ASG en la gestión es la manera de hacer fuerza para el cumplimiento de objetivos establecidos ASG.
Ejes principales de actuación
Los reguladores y, en particular, la Unión Europea están desarrollando medidas para impulsar el compromiso social y ambiental de las empresas y fomentar la transparencia. Los ejes principales de actuación de la UE en materia de sostenibilidad son:
- El objetivo de descarbonización de Europa para 2050, que se materializa en leyes como el proyecto de ley de cambio climático y transición energética, que determina los compromisos de España con la UE en materia de energía y clima.
- El impulso de la transparencia corporativa y el etiquetado de productos, como fomenta la Directiva de Divulgación de información no financiera y diversidad, por la que las empresas deberán divulgar una mayor cantidad de datos climáticos y medioambientales, de manera que los inversores estén plenamente informados sobre las oportunidades de inversión sostenibles y puedan orientar sus inversiones de largo plazo más eficazmente.
- El control de las cadenas de suministro globales, ya que implica la presencia en países con altos riesgos en derechos humanos, y requiere regulación como la nueva ley referente a los minerales procedentes de zonas de conflicto que se aplicará en toda la UE desde enero de 2021. Dicha ley ayudará a controlar el comercio de cuatro minerales: estaño, tantalio, wolframio y oro, que en muchas ocasiones ayuda a la financiación de conflictos armados o son extraídos usando mano de obra esclava.
- La digitalización sostenible, clave para todos los agentes del ecosistema, y que ya se indica en el Estudio económico y social mundial de 2018 (Consejo Económico y Social de la Naciones Unidas, 2018) donde se examinan los progresos en las tecnologías de vanguardia, incluidos la automatización, la robótica, las tecnologías de la energía renovable, los vehículos eléctricos, la biotecnología y la inteligencia artificial, y se analizan sus efectos económicos, sociales y ambientales, concluyéndose que las tecnologías de vanguardia ofrecen un potencial enorme para implementar la Agenda 2030 de Naciones Unidas, ya que, al utilizarlas, se fomentan el crecimiento, la prosperidad y la sostenibilidad ambiental. Dichas tecnologías también comportan importantes riesgos en materia de desempleo, subempleo y desigualdades crecientes de ingresos y riqueza, al tiempo que plantean nuevas inquietudes de índole ética y moral.
El Pacto Verde, la iniciativa integradora y canalizadora de los compromisos de sostenibilidad
En 2019, se aprobó el Pacto Verde Europeo, posicionando a Europa en la cabeza de la lucha contra el cambio climático. El objetivo es avanzar hacia una Europa Sostenible en 2050, destinada a convertirse en una sociedad justa y próspera, con una economía moderna, eficiente en la utilización de los recursos y competitiva, en la que no haya emisiones netas de gases de efecto invernadero, en la que se proteja el medio ambiente y la salud de los ciudadanos, y el crecimiento económico esté disociado del uso de recursos.
Siempre un paso por delante de la regulación, los modelos de Negocio Responsable / Desarrollo Sostenible se han ido articulando mediante iniciativas de soft law instrumentalizadas a través de organizaciones internacionales. Las Directrices de la OCDE para empresas multinacionales, el acuerdo de Paris – Acción por el Clima o los Objetivos de Desarrollo Sostenible de Naciones Unidas se han constituido como un marco de referencia internacional para las organizaciones con estrategias de NR/DS.
El 25 de septiembre de 2015, los líderes mundiales de 193 países, entre ellos España, adoptaron los Objetivos de Desarrollo Sostenible, un conjunto de objetivos globales para erradicar la pobreza, proteger el planeta y asegurar la prosperidad para todos como parte de una nueva agenda de desarrollo sostenible, la Agenda 2030 de Naciones Unidas.
El consumidor consciente o “consumidor ciudadano”, que incorpora aspectos ambientales, sociales y éticos en sus decisiones de compra, es una palanca esencial para el desarrollo de estrategias de sostenibilidad.
Las empresas tienen dos retos en este sentido: responder a las demandas de los consumidores conscientes y desarrollar consumidores informados y con pensamiento crítico que hagan avanzar a otras empresas.
La sostenibilidad, en el ADN del sector de componentes de automoción
El sector de la automoción juega un papel estratégico en la economía española, representando el 10% del PIB y el 19% del total de las exportaciones españolas.
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