Repaso a los contenidos publicados en el número 3 de la revista IMHE. En el primer trimestre de 1975 aunque el sector mantenía un nivel de actividad muy elevado, todo hacía presagiar que estábamos entrando en una época nueva donde la recesión y la inflación de costos serían los principales protagonistas. Por otro lado, a partir de la divulgación en Europa de la publicación de Mitrofanov “Principios científicos de la Tecnología de Grupos” se ha desarrollado un considerable trabajo alrededor de este tema que recogimos en el número 4 de IMHE.
En el primer trimestre de 1975 el nerviosismo de nuestros fabricantes de máquinas-herramienta mostraba que estábamos introduciéndonos en una época nueva, sin antecedentes previos, que merece un planteamiento distinto. En primer lugar hay que tomar conciencia de que la recesión y la inflación de costos solo pueden combatirse con el aumento de la productividad y la mejora de la calidad y el precio, de modo que nuestros productos sean competitivos en nuestro mercado y en las posibilidades que ofrecen los mercados exteriores.
Quizás esta nueva época se caracterice por una imperiosa necesidad de provocar las ventas. Y si la necesidad espolea la imaginación, serán muchas las ventajas que se podrán obtener de esta coyuntura crítica.
En principio, la perspectiva comercial recobrará una posición de privilegio en la programación de la producción de manera que se adoptará una tecnología funcional, en vista de las necesidades del cliente. Le vendrá muy bien al sector vestirse de una eficaz agresividad comercial porque pensamos que en definitiva, es el mercado y la satisfacción de sus necesidades lo que despertará una conciencia de renovación constante y en toda línea.
La tecnología de grupos
La tecnología de grupos se podría definir como un conjunto de medidas de racionalización encaminadas a hacer extensivas a la fabricación de series pequeñas de “familias de piezas”, las características de la fabricación en gran serie.
La tecnología de grupos constituye un nuevo tratamiento del problema de la fabricación en series pequeñas al considerar la fabricación en términos de familias de piezas en lugar de piezas individuales, con lo que resulta en cierto modo un acercamiento a las condiciones del trabajo en gran serie.
En el trabajo presentado por Ricardo Echepare en el número 4 se recogen los resultado de la aplicación de esta tecnología en varias empresas, como Serck-Audco que consiguió una reducción de stock del 44%, una reducción del ciclo de facturación del 66%, reducción del trabajo en curso del 67% y un incremento de facturación por empleado del 50%.
En la empresa Matter-Plat consiguieron una reducción de máquinas (por reorganización y modernización) del 40%, una reducción del espacio en planta del 25%, reducción del trabajo en curso del 19% y un incremento de la relación ventas/horas trabajadas del 25%.
El caso de Toyoda (fabricante de máquinas-herramientas) también recoge una serie de ventajas: reducción del ciclo de fabricación del 16% y un incremento de la relación tiempo previsto/tiempo empleado del 30%.
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