El acabado final de gran parte de los productos fabricados en material plástico consiste en un recubrimiento final, también de naturaleza polimérica, cuyo objetivo se enmarca dentro de todas o alguna de estas funciones: decorar (mejorar estéticamente el acabado de la pieza y ocultar defectos producidos durante el proceso de transformación de la pieza, líneas de flujo, poros u otros pequeños fallos), proteger al sustrato plástico de ciertas agresiones externas y conferir a la pieza durabilidad frente al uso y al paso del tiempo y otorgar a la pieza mejores propiedades (confiere nuevas propiedades, por ejemplo conductividad eléctrica, o potencia las ya existentes). Es lo que llamamos recubrimientos funcionales y tienen un gran interés en aplicaciones tecnológicas.
Para comprobar que el recubrimiento cumple con las funciones requeridas y que alcanza unos estándares exigidos de calidad, es preciso realizar sobre la pieza acabada una serie de pruebas normalizadas y controladas que determinan y cuantifican ciertas características o propiedades del recubrimientos que lo hacen apto para el uso final de la pieza.
El sector de automoción es un sector especialmente exigente en lo que concierne a calidad y resistencia del recubrimiento aplicado a las piezas de plástico tanto del interior como del exterior del automóvil. En Aimplas realizamos los análisis y ensayos según las especificaciones de los fabricantes del sector de la automoción: Ford, Seat-Volkswagen, General Motors, Opel, Toyota, Nissan, PSA-Renault, etc. Nuestra experiencia en este sector nos lleva a considerar que de entre las muchas pruebas que pueden realizarse a los recubrimientos para evaluar su idoneidad, algunas de las más comunes, críticas e incluso excluyentes se describen a continuación.
Adherencia
A la hora de aplicar el recubrimiento aparece el primer problema: la adherencia del recubrimiento al sustrato plástico. Para que el recubrimiento cumpla con las funciones anteriormente mencionadas, es esencial que esté perfectamente adherido a la superficie del plástico. Una mala adhesión al sustrato o entre las diferentes capas que forman el recubrimiento, puede provocar la formación de ampollas y el desprendimiento del recubrimiento, afectando así a la apariencia estética y a la protección del sustrato. Para evitar este problema se emplean diversas técnicas de activación de la superficie del plástico, como son el flameado, el tratamiento corona o con plasma, entre otros.
La adherencia, además, es una de las características que habitualmente se evalúa para comprobar la resistencia del recubrimiento tras haber sometido la pieza a unas condiciones de degradación o envejecimiento controladas (valores extremos de temperatura, ciclos de temperatura y/o humedad, radiación lumínica…).
Garantizar el espesor del recubrimiento
En su papel de protector del sustrato, el recubrimiento debe alcanzar un determinado espesor que garantice dicha protección. Aquellas zonas de la pieza que presenten bajos espesores se convierten en puntos vulnerables al ataque de agentes externos, que penetran con facilidad causando problemas de adherencia y deterioro del sustrato. El espesor también tiene un papel importante en el aspecto visual de la pieza, sobre todo en recubrimientos coloreados, ya que una superficie con espesores de capa variables puede provocar un cambio de tonalidades si la pintura aplicada tiene poco poder cubriente.
Apariencia
Es evidente que el aspecto final de una pieza puede evaluarse de forma cualitativa tanto con una simple inspección visual como por comparación con una pieza patrón o modelo, pero también se disponen de métodos que nos permiten cuantificar ciertas características visuales de la pieza tales como color (colorímetro), brillo (brillómetro), acabado superficial (rugosímetro, wavescan) o cualquier defecto del recubrimiento (microscopios ópticos y de barrido).
Propiedades protectoras
Dureza
La dureza de un recubrimiento se determina por su resistencia ante acciones mecánicas como el rayado o el frote. El ensayo de Resistencia a la abrasión determina el desgaste sufrido por el recubrimiento cuando sobre su superficie se realizan reiterados frotes con un material que puede ser más o menos abrasivo, desde un textil hasta una muela abrasiva. La presión ejercida en cada frote viene determinada por la carga aplicada sobre el material que produce la fricción.
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