Con el nuevo transductor de fuerza de ruedas (WFT) RoaDyn Racing para aplicaciones de pruebas en deportes de motor, Kistler ofrece ahora una rueda de medición totalmente autónoma en la que pueden confiar los equipos, los ingenieros de coches de carreras y los fabricantes de neumáticos. Con un tiempo de instalación inferior a 60 s, el nuevo dispositivo se adapta a la perfección al entorno de competición, sin necesidad de sistemas externos ni configuraciones complejas. Ofrece a los usuarios una captura de datos precisa, lo que brinda información clave sobre las fuerzas de las ruedas y la dinámica del vehículo. El WFT RoaDyn Racing, que ya se utiliza en GT3 y se ha probado en Fórmula E, mejora el desarrollo del rendimiento y ha demostrado que soporta las duras condiciones de competición.
Controlando las cargas y el comportamiento de los neumáticos, los ingenieros pueden optimizar los coches garantizando por igual la seguridad de los conductores y de los espectadores. Además, los equipos pueden adaptar mejor sus estrategias de carrera para maximizar sus opciones de ganar. Los datos generados también proporcionan información crucial sobre la dinámica del vehículo, como el equilibrio y la estabilidad. Analizando la dinámica longitudinal y lateral, incluidos los ángulos de deslizamiento lateral y de deriva, los fabricantes pueden ajustar el chasis y los sistemas de control, como el ABS y el TC, para garantizar un manejo estable durante maniobras de conducción repentinas y altamente dinámicas.
Entender la compleja dinámica de las fuerzas de las ruedas es esencial. Solo con herramientas avanzadas pueden gestionar los equipos de automovilismo el intrincado equilibrio entre velocidad, seguridad e influencias externas, como la temperatura de la pista, las condiciones meteorológicas y la aerodinámica. Motivado por el cambio de ruedas de 13 a 18 pulgadas en la Fórmula 1, lo que crea más espacio para sensores y electrónica, Kistler ha desarrollado el nuevo transductor de fuerza de rueda RoaDyn Racing. Este dispositivo autónomo ayuda a los equipos a optimizar las estrategias de carrera, la gestión de los neumáticos, la distribución del peso, la degradación de los neumáticos y la dinámica de conducción en varias series de carreras. Ya se está utilizando en el desarrollo de la última generación de vehículos GT3 y se ha probado en la Fórmula E desde 2021 con una versión de preserie.
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