Ryszadr Moroz, restaurador de papel en Westfälischen Landesmuseums für Kunst und Kulturgeschichte, se encarga de 120.000 gráficos que, mediante un trabajo cotidiano, tiene que poner en buen estado para las exposiciones del museo. Antiguamente, los gráficos sucios y deteriorados se restauraban a mano, lo cual, para limpiar una superficie de apenas 800 x 600 mm, significaba unas dos horas y media de trabajo; un tiempo demasiado largo, que Ryszadr Moroz deseaba reducir mediante un borrador automático.
La petición del restaurador suscitó la curiosidad de tres estudiantes del departamento de ingeniería mecánica de la escuela Hans-Böckler, incorporada al centro de educación profesional de Münster. Jan Hallek, Guido Madsack y Jürgen Reinker decidieron hacer de este proyecto su tesis doctoral. Así, crearon “el primer robot borrador del mundo”, capaz de restaurar gráficos de manera completamente automática.
Después de varios brainstormings, el comprometido equipo transmitió las tareas al dispositivo. Estabilidad dimensional, reducida propensión a averías, funcionamiento en seco, marcha suave y una buena relación precio-rendimiento son solo algunos de los puntos fuentes para la selección de los materiales necesarios para la creación del aparato. Después de haber analizado escrupulosamente las ventajas y comparado los productos de los diferentes proveedores, el equipo finalmente optó por los productos de igus®, que responden perfectamente a las exigencias de la aplicación y, al mismo tiempo, constituyen la alternativa más económica.
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