Hays propone cinco técnicas para enfrentarse correctamente a los fallos en el entorno laboral.
La honestidad es la mejor política
Si bien nadie espera la perfección, todo el mundo supone la honestidad en el lugar de trabajo. Al no reconocer un error, solo se añade combustible a una chispa que encenderá un problema que será más difícil de controlar en un tiempo. Por lo tanto, cuando se cometa un fallo, lo mejor es no poner excusas y menos negarlo.
Crear un plan de acción
Antes de salir corriendo por admitir un error a la primera persona que aparezca en la oficina, es mejor tomarse un momento para respirar profundamente, poner la situación en perspectiva y pensar una solución factible para que se solucione el error. Posteriormente, se tiene que decidir la persona más adecuada para contar el problema. Esto amortiguará el golpe, protegerá la reputación y restaurará la confianza con los compañeros de trabajo. Eso sí, no es conveniente tomarse demasiado tiempo en admitir el error, de lo contrario se corre el riesgo de dar la impresión de que no existe preocupación frente al jefe y los colegas.
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