España afronta un episodio crucial de su historia reciente. La clave pasa por convertir estos momentos de coyuntura económica adversa en la oportunidad para la transformación estructural y sistémica que le permita ser un país plenamente adaptado a las nuevas realidades de mañana. Del éxito de esta transformación, dependerán el futuro de los españoles y su papel en el mundo.
Por la trascendencia de este momento de oportunidad, la sociedad civil debe asumir sus papeles, alternativos o complementarios, de catalizador, motor y tractor del cambio. Para ello, el primer paso radica en ayudar al país a encontrar, desde la sociedad civil, la respuesta a preguntas clave: primero, cómo está España hoy y por qué y, segundo, cómo se puede contribuir entre todos a sentar las nuevas bases de la España admirada del futuro. En este contexto y para este propósito, nace la iniciativa TransformaEspaña.
Un momento clave de oportunidad
Los momentos presentes de incertidumbre y adversidad no tienen que impedir a los españoles levantar la mirada para darse cuenta de la gesta colectiva que han logrado en la historia reciente del país. Esto va mucho más allá de hitos históricos tan retadores como la entrada en la CEE, el cumplimiento del Tratado de Maastricht y la subsiguiente incorporación al Euro. Lo realmente fundamental de lo que se ha conseguido es la transformación socioeconómica profunda que el país ha logrado. Dicha transformación se puede ver, por ejemplo, en la evolución relativa de tres aspectos clave:
• El paso de un país mayoritariamente aislado, pobre, rural, agrícola y analfabeto a una Sociedad del Bienestar comparativamente mucho más abierta, rica, urbana, diversificada e ilustrada (tres datos a modo de ejemplo de las últimas dos décadas: duplicación del PIB per cápita; crecimiento en un 148% de los titulados superiores; paso de una población activa de menos de 16 millones de personas a una de más de 22). Desde esta perspectiva, la lectura podría ser la siguiente: España ha entrado en el grupo de los países más desarrollados del mundo.
• La integración plena y participación activa en la arena económico-financiera global, unida al pleno anclaje en Occidente (nuevamente, tres datos ilustrativos de las últimas dos décadas: en el ranking Fortune Global 500, crecimiento en un 50% del número de multinacionales españolas; aparición por primera vez de empresas españolas en rankings top 5/10 sectoriales mundiales; incremento de la inversión directa de España en el extranjero de 300 a 8.500 millones de dólares). La lectura podría ser la siguiente: las empresas y el capital financiero de España ya operan en los mercados globales y, en algunos casos, incluso los lideran.
• La consolidación de una marca-país más conocida, respetada e influyente, y el alejamiento de fantasmas y complejos del pasado (un dato revelador: en 2009, España estaba en el top 10 del Nation Brand Index y del Reputation Index). Según esta óptica, la lectura podría ser la siguiente: los españoles se han convencido de que pueden lograr sueños antes aparentemente imposibles, y se les ha empezado a reconocer y respetar por ello.
A pesar del importante revés que han supuesto para España los últimos años, la etapa de progreso anterior a la crisis debe servir al país para mantener una enorme confianza en su capacidad colectiva de superación y adaptación a la adversidad. Por otro lado, la madurez del país pasa por ver la presente crisis no como un problema, sino como una oportunidad inmejorable.
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